La semana pasada una explosión de madrugada sacudió a los vecinos de calle Lisandro de la Torre, del barrio Belgrano. Unas horas antes, la policía había demorado a tres sospechosos que, al verse acorralados, escondieron entre los árboles la "mercancía" que los habitúes "pasaban a retirar" por una casa sombría, siempre con luces apagadas.
Según los vecinos era permanente el ingreso de personas que llegaban a pie, bicicletas, motos, taxis y vehículos particulares ,sobre todo cuando ya caía la noche.
Luego de ese primer procedimiento , se realizó un allanamiento donde se habría encontrado al menos 80 mil pesos, cocaína y marihuana listas para ser comercializadas , sustancias de estiramiento y elementos de fraccionamiento,además de celulares.
La vivienda, a pesar de su apariencia, era monitoreada por un circuito cerrado de cámaras de vigilancia, sistema que fue desactivado y secuestrado. Ya se había incendiado años atrás, y la policía había realizado otros allanamientos con detención de personas . A pesar de esa situación, al poco tiempo volvió a tener moradores, y presuntamente a funcionar como un kiosco de narcomenudeo, situación que habría sido corroborada ahora tras una investigación con intervención de la policía del Neuquén, la Federal y el juez federal Gustavo Villanueva.
Desde ayer, la fisonomía de la cuadra cambió rotundamente. Una máquina bobcat comenzó a derrumbar la casa y a sacar un viejo vehículo estacionado en la entrada del amplio y frondoso terreno , ubicado a la vuelta de la jefatura de policía de la calle Ricchieri.
Se presume además que la vivienda había sido usurpada.