CAPACITACIÓN TRAGICA
Los comisarios conocieron detalles de la muerte de su hijo
Antonio Mandagaray y Adriana Fabi presenciaron la reconstrucción del momento en el que se ahogó Gabriel en Bahía Creek.Pasaron tres meses. Interminables para cualquier padre que perdió un hijo. Y mucho más para quienes piden Justicia por eso. Precisamente, para avanzar en la causa y tener en claro que participación tuvo cada uno de los instructores del grupo de elite COER que diagramaron y supervisaron una capacitación sin prever una revisión médica durante una extrema exigencia física, se realizó la reconstrucción del hecho en el que murió ahogado Gabriel Mandagaray, el joven de 25 años hijo de dos importantes jefes de la Policía rionegrina.
La Justicia dispuso que se repase cada una de las actividades que tuvieron que hacer los aspirantes para ingresar al COER el 15 de abril de este año. Entonces, temprano y con mucho frío, bajo la atenta mirada de los padres del joven oficial, el abogado querellante y del equipo de trabajo de la fiscalía de Guillermo Ortiz, los imputados Alejandro Gattoni, Maximiliano Vitali Méndez, Alfredo Nahuelcheo y Marcelo Contreras, marcaron el lugar desde donde partió la caminata por las dunas, a 36,7 kilómetros de la playa de Bahía Creek.
Cada uno de los aspirantes debía llegar caminando hasta esa playa, cargando un subfusil PA3 de unos 4 kilos de peso, una mochila de 20 kilos sobre sus espaldas y una carmañola con agua de 2 litros. Pero antes, les ordenaron que debían meterse a una canal con agua, por lo que las 15 de horas restantes de caminata las debieron hacer mojados. Se comprobó que en ese trayecto de monte y dunas, no hubo ningún tipo de control médico.
Al llegar a la playa, los aspirantes tuvieron que someterse a una serie de ejercicios, típicos de las acostumbradas prácticas de baile que se le hacían a los colimbas en tristemente recordado el servicio militar. Situación que les generó aún mayor cansancio, teniendo en cuenta la extensa caminata de casi 40 kilómetros.
Con una entereza admirable, el comisario Mandagaray, quien se desempeñaba hasta el día de la muerte de su hijo como Jefe de la Regional 1 de Viedma, y su esposa la comisaria Fabi (Jefa de la Regional de Los Menucos) miró de cerca cada una de las prácticas y escuchó con atención la voz de sus camaradas -hoy imputados-, que les dieron las órdenes a los aspirantes. Esos que no tuvieron en cuenta el agotamiento físico de su hijo y continuaron exigiéndolo.
El momento más duro fue cuando se recreó la muerte del oficial. Uno de los imputados dio la orden, los jóvenes oficiales cargaron un tronco en sus hombros y caminaron mar adentro hasta que el agua llegó a la cintura. De acuerdo con los testimonios que hay en la causa, la debilidad de Mandagaray era evidente, una ola le hizo perder el equilibrio y cayó. Aunque sus compañeros intentaron rescatarlo, no pudieron hacerlo.
La autopsia determinó que Mandagaray murió por ahogamiento por sumersión por el agotamiento físico. El joven, padre de un hijo, y que se formó dentro de una casa en la que sus padres eran oficiales de la rionegrina, no sabía nadar. Pero eso no le importó a los jefes del COER que daban las órdenes.
Esta reconstrucción fue una medida solicitada por la defensa de los imputados, y se dio justo una semana después de que en las mismas playas un pescador encontró un arma semienterrada en la arena, que de acuerdo con la información que trascendió, era de uno de los policías que estuvo presente durante la trágica jornada en la que murió el joven oficial y otros dos, el oficial Enmanuel Quiribán (hijo de un Comisario retirado) y el ex jugador de Deportivo Roca, Fabián Erice, tuvieron que ser trasladados a El Cóndor, con hipotermia.