Un balazo en la frente, disparado a menos de un metro de distancia, terminó con la vida de Alejandro “Tino” John, la mañana del 27 de mayo de 2021 en su casa de dos plantas en Lago Puelo. La bala provino de una de las armas utilizadas por los integrantes del grupo especial GEOP de la policía de Chubut. Las manchas de sangre sobre una pared indican que fue ejecutado en un estrecho pasillo de la planta alta. Su esposa no pudo ver qué ocurría arriba porque los uniformados la habían atado con precintos a una silla en la planta baja. “Además de haberlo ejecutado, alteraron la escena del crimen con la presencia de un funcionario judicial”, aseguró el licenciado en Criminalística, Enrique Prueger, quien se constituyó como perito de la querella.
Prueger, en diálogo con Viaje al Puerto de la Noche, por 24/7 Noticias, relató que un día antes del crimen, “Tino” John “había tenido una crisis psiquiátrica” y que “echó de su casa a los policías de El Hoyo que habían concurrido para ver qué pasaba”.
Pero al día siguiente (27 de mayo), “como a las diez de la mañana llega su esposa a la casa, él sale a recibirla, la abraza y cuando se van hacia el interior ella le preguntó si allí tenían algún animal color marrón, que vio entre unos yuyales, y él le dijo que no”, señaló Prueger.
Cuando estaban ingresando a la vivienda, los policías salieron de sus escondites. Eran más de diez. “Uno tiró una bomba de gas lacrimógeno por la ventana del piso superior; “Tino” subió por la escalera y allí entraron los policías. Lo primero que hicieron fue atar con precintos a la pareja de John, Claudia Basso, y la retuvieron en una silla, y otros subieron”, explicó. Con ello “violaron todos los protocolos de actuación para una situación así, y más grave es aún porque lo hicieron ante la presencia de un funcionario judicial”.
En teoría, agregó, los uniformados concurrieron para “reducir” a Tino, por la crisis que sufrió el día anterior, tal vez para llevarlo a un centro asistencial. “Pero ya estaba calmado, y además no era un hombre violento”, acotó. La historia oficial consignó que el allanamiento había sido dispuesto para sacar armas del domicilio. Lo ordenó el juez Ricardo Rolón, por pedido del fiscal Carlos Díaz Mayer, y lo ejecutó el comisario de El Hoyo, Omar Martínez.
“La primera versión que dieron a conocer fue que cuando los policías estaban subiendo, John comenzó a dispararles desde el pasillo de la planta alta, desde la puerta de acceso” comentó Prueger, pero aclaró enseguida que “el arma fue secuestrada en la planta baja, en el lugar donde habitualmente la guardaba”.
John recibió un disparo en la frente, ejecutado a menos de un metro de distancia, según la pericia. Cayó de espaldas y quedó sentado apoyado contra la pared. Una enorme mancha de sangre a unos 60 centímetros del piso quedó como evidencia.
“Además de todo lo irregular del procedimiento, alteraron la escena del crimen porque arrastraron el cadáver hasta una posición, pero cuando se dieron cuenta que no les concordaba con la hipótesis que John les disparó desde el vano, lo volvieron a acomodar”, aseguró. Para sustentar sus dichos, Prueger mostró fotografías del lugar donde ocurrió el hecho y del trabajo pericial desplegado.
Actualmente la causa está paralizada. Prueger presentó una pericia de más de 60 fojas. “Lo que pasa es que los mismos responsables de haber ejecutado a “Tino” John, son los mismos que tienen a su cargo la investigación. Escomo poner al lobo a cuidar las ovejas”, graficó finalmente.