BREVE HISTORIA DE UN LADRÓN ARGENTINO
Quiso robar, rompió la ventana, se cortó, y murió desangrado
Alan Pereyra tenía 23 años, y había llegado al lugar del frustrado robo en bicicleta.Alan Pereyra, dicen, quiso entrar a robar a un departamento del barrio Lorenzón, en Reconquista, Santa Fe. Fue en bicicleta hasta el objetivo. La dejó en un playón cercano, fue hasta el departamento elegido, constató que no había nadie, rompió el vidrio de una ventana, y saltó para entrar.
Pero había quedado un pedazo de vidrio sujeto al marco de la ventana. Ese pedazo le cortó la pierna derecha, por encima del tobillo. Pereyra no pudo evitar un grito de dolor. Vio que la sangre salía a chorros. Abandonó su propósito inicial, y, rengueando, quiso llegar hasta su bicicleta. Pero no pudo. La sangre perdida lo descompensó, se desmayó, y murió allí mismo. El cuerpo de Pereyra, 23 años, quedó sobre el playón, mientras se extendía un charco de su propia sangre.
Los vecinos lo encontraron, y llamaron a la policía. Habían escuchado el ruido de los vidrios rotos. Salieron a ver y se encontraron con la triste escena, en el corazón del complejo habitacional de la calle Obligado al 3.300. Los policías llegaron, confirmaron que ya no había nada qué hacer, y siguieron las huellas de la sangre perdida. Así, desandaron el último camino recorrido por Pereyra, y llegaron a la ventana rota.
En el balcón y en la vereda, las manchas de sangre no daban lugar a demasiadas interpretaciones, y se reconstruyó esta historia. El fiscal Alejandro Rodríguez, del Ministerio Público de la Acusación (MPA), ordenó la correspondiente autopsia, y una serie de pericias en los departamentos del edificio de calle General Obligado, y en el lugar donde fue hallado el cuerpo.
Así terminó la historia de Alan Pereyra, 23 años, y posiblemente nunca se sepa qué hubiera sido de él si ese vidrio traicionero no le hubiera puesto prematuro fin.