El esperado veredicto en el segundo juicio por el caso Daniel Solano dejó un sabor amargo para la familia y las organizaciones que acompañaron estos casi 14 años de lucha. El Tribunal Colegiado, con la lectura del juez Maximiliano Camarda, resolvió absolver a los tres policías acusados de encubrir la desaparición y asesinato del trabajador salteño. Sólo uno de ellos, Walter Etchegaray, fue declarado culpable por vejaciones, al quedar demostrado que lo golpeó a la salida del boliche Macuba en Choele Choel.
El fallo fue por unanimidad y antes de dar a conocer la resolución, el Tribunal rechazó los planteos de nulidad y prescripción que había hecho la defensa. Camarda reconoció que el paso del tiempo pudo afectar la memoria de testigos, pero aclaró que aun así quedó probado que la madrugada del 5 de noviembre de 2011 Solano ingresó a bailar a Macuba y fue retirado del local cerca de las 3 de la mañana, tras un disturbio menor.
La reconstrucción indica que Etchegaray y el policía Berte (uno de los ya condenados a perpetua en 2018) fueron quienes lo sacaron a los golpes de puño. Afuera esperaba una camioneta EcoSport de la Policía, aunque el Tribunal entendió que en ese momento no hubo detención formal.
Respecto de Cristian Toledo y Ceferino Muñoz, los jueces fueron tajantes: no hay pruebas que los incriminen ni responsabilidad en el encubrimiento. “La prueba producida no fue suficiente”, señaló Camarda, al fundamentar las absoluciones.
En cuanto a Etchegaray, se lo consideró como no responsable, aunque se aclaró que fue favorecido por el beneficio de la duda, al no haber pruebas claras en su contra.
En conclusión, el Tribunal resolvió absolver a los tres por la desaparición y homicidio de Solano, y sólo adjudicarle responsabilidad a Etchegaray por las vejaciones, es decir, los golpes que él mismo reconoció haberle propinado en la puerta del boliche.
El caso que expuso la trama de violencia policial y encubrimientos en Choele Choel suma así otro capítulo judicial, con un veredicto que vuelve a dejar abiertas las heridas de la impunidad que hubo en el encubrimiento de la desaparición y muerte del trabajador oriundo de Tartagal.