Ocho años después de la condena, el caso de Fabián Rabi vuelve a estar en el centro de la escena judicial en Tucumán. Su hija, Samira Rabi, de 21 años, asegura ahora que la denuncia por abuso sexual que realizó cuando tenía 11 años fue falsa y que, según su versión, fue obligada por su madre a incriminarlo.
La declaración de la niña, realizada en Cámara Gesell, fue la prueba clave que llevó en 2017 a una condena de 13 años de prisión por abuso sexual agravado. La sentencia quedó firme tras agotar las instancias de apelación. Desde entonces, Rabi permanece detenido en la Brigada de Tucumán Capital.
Hoy, Samira sostiene que aquella acusación fue inducida y que nunca existió un abuso. “Me obligaron a mentir”, asegura en un video que difundió en redes sociales y que reabrió el debate en torno al caso. Afirma que durante su infancia sufrió violencia física, psicológica y verbal por parte de su madre, quien la habría amenazado con golpearla si no declaraba contra su padre.
Según su relato, antes de ingresar a la Cámara Gesell fue instruida para repetir determinados hechos, nombrarlo sin titubear y sostener la versión. Dice también que llevaba puesta una campera para ocultar lesiones, algo que —según señala— no fue advertido por nadie en la entrevista.
Tras la condena de su padre, Samira convivió varios años más con su madre. Afirma que la violencia continuó e incluso que llegó a quedar afuera de la vivienda durante horas o días. A los 15 años, con ayuda de su tía materna, presentó una denuncia policial y exhibió lesiones que atribuía a años de maltrato.
Ese fue el primer quiebre. Tiempo después, fue reconectada con la familia paterna y, en 2022, la Justicia le otorgó la tenencia a su abuela. Hoy está bajo tratamiento psicológico y estudia la posibilidad de retomar la carrera de Derecho, que suspendió para dedicarse al caso.
La familia prepara una presentación ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación, buscando una revisión extraordinaria del expediente. El objetivo es que la declaración que hoy la joven califica como falsa pueda reanalizarse y abrir una instancia de revisión judicial.
Desde el entorno de Rabi insisten en que nunca fue trasladado a un penal por falta de cupo y que permanece detenido en condiciones precarias. Mientras tanto, los abogados trabajan en un nuevo escrito, conscientes de que revertir una condena firme es un camino difícil y excepcional.
La Justicia tucumana aún no se expidió sobre los planteos recientes ni sobre la difusión pública del video. El caso expone una trama compleja donde se cruzan denuncias de violencia intrafamiliar, una declaración infantil decisiva y un proceso judicial que podría volver a revisarse.
Samira, en tanto, insiste: “Mi papá es inocente. Necesito que me escuchen”. El futuro del expediente, y de la situación de Rabi, dependerá ahora de si los tribunales consideran que hay elementos nuevos para reabrir el caso.