En las sombras de Cipolletti, un geriátrico clandestino operaba con total impunidad hasta que la Municipalidad decidió ponerle fin a una realidad escalofriante. La clausura del establecimiento ubicado en el barrio Cuatro Esquinas sacó a la luz un panorama alarmante de abandono y desidia, donde seis adultos mayores vivían en condiciones que atentaban contra su dignidad y su seguridad.
El operativo, encabezado por el área de Fiscalización y Control municipal, reveló detalles estremecedores: el lugar no contaba con habilitación comercial ni autorización de Salud Pública. Pero la falta de papeles era apenas el menor de los problemas. No había servicio de ambulancia, ni seguro, ni personal médico. Los ancianos sobrevivían entre humedad, plagas, olores nauseabundos y una higiene muy deficiente. La calefacción, precaria y rudimentaria en base a un horno y hornallas, apenas lograba atenuar el frío de las noches patagónicas.
La prioridad es la salud y la seguridad de nuestros adultos mayores. No permitiremos que se lucre con su bienestar
"El nivel de vulnerabilidad era gravísimo. No podíamos esperar más. Una clausura preventiva inmediata era la única opción", sostuvo Diego Zúñiga, responsable del área de Fiscalización y Control municipal. El geriátrico funcionaba desde 2022 con una habilitación provisoria y jamás cumplió con los trámites exigidos ni con los controles estipulados por la normativa vigente. “La prioridad es la salud y la seguridad de nuestros adultos mayores. No permitiremos que se lucre con su bienestar”, aseguró.
El procedimiento contó con la participación del Ministerio de Desarrollo Humano de Río Negro, la Subsecretaría de Adultos Mayores, el SIARME y la Brigada Motorizada de Apoyo. La desoladora realidad salió a la luz: sólo uno de los seis residentes tenía contacto con un familiar.