La escena tenía todo lo que no debía tener: una casa con movimiento a deshora, compradores entrando y saliendo como si fuera un quiosco de turno noche, armas escondidas entre ropas, y billetes contados con la precisión de un contador. Todo, a metros de una escuela primaria. Todo, en el corazón de Cutral Có.
No era imaginación de vecinos paranoicos ni una exageración de barrio. Era real. Dos casas operaban como bocas de expendio de droga a plena luz del día, en zonas transitadas, una frente a una escuela y otra en las inmediaciones de un hipermercado. Lo que los terminó delatando no fue un megaoperativo cinematográfico ni una confesión desesperada. Fue una app.
La investigación arrancó con una denuncia anónima canalizada por “Neuquén Te Cuida”. Desde ahí, la División Antinarcóticos de Cutral Có activó el protocolo. Montaron vigilancia, hicieron trabajos encubiertos, y durante más de un mes tomaron nota del ir y venir constante de compradores, el mismo patrón todos los días. Cada mochila, cada moto, cada saludo corto con la puerta entreabierta confirmaba lo que ya sabían: ahí no se vendían golosinas.
Cuando el fiscal Gastón Liotard firmó la orden, los efectivos ya estaban listos. Participaron más de 30 policías, entre ellos el grupo especial GEOP, agentes de Zapala, móviles identificables y encubiertos. Entraron sin dar tiempo a esconder nada.
En los allanamientos secuestraron 248 gramos de cocaína, gran parte ya fraccionada, y 44 gramos de cannabis sativa. Había cuatro armas de fuego, una de ellas con cartucho en recámara, 24 municiones, ocho celulares, balanzas de precisión, un DVR con registros de cámaras, y lo más evidente de todo: $1.399.500 en efectivo. Billetes de todos los tamaños, en fajos, dispersos, algunos guardados con desprolijidad, como si la rutina los hubiera vuelto descuidados.
Las viviendas no estaban escondidas en el monte ni camufladas en un galpón rural. Estaban ahí, a la vista de todos. Una, literalmente frente a una escuela primaria. Y si bien los docentes daban clases en las aulas, del otro lado del paredón se enseñaba otra cosa: cómo operar un supermercado narco sin horarios y sin códigos.
Seis personas fueron imputadas por infracción a la Ley Nacional de Estupefacientes. Quedaron en libertad, supeditadas a la causa. La fiscalía avanza con la investigación, pero el operativo dejó algo en claro: el narcotráfico ya no se esconde en la noche ni en los márgenes. A veces opera con la naturalidad de un almacén de barrio. Solo que vende otra mercancía. Y no da vuelto.
La app “Neuquén Te Cuida” demostró ser más que un ícono en el celular. Fue la herramienta que activó una red de respuestas y cerró dos bocas que nunca debieron abrirse, mucho menos al lado de una escuela.