Tres días de horror dentro de su propia casa
Una mujer vivió una secuencia escalofriante de violencia machista en una vivienda de San Martín de los Andes. Su pareja, un hombre identificado como V.S.M., la mantuvo cautiva durante tres días, la golpeó brutalmente, abusó sexualmente de ella y, cuando intentó escapar, la empujó desde una escalera con intención de matarla.
El calvario comenzó el 30 de julio por la noche, cuando, tras una discusión, el agresor la atacó físicamente. Le provocó hematomas, escoriaciones y la dejó lastimada. Pero eso no fue todo: lo peor aún estaba por venir.
Al día siguiente, el hostigamiento continuó. Salió por unas horas, volvió por la noche y, tras una nueva discusión, tomó un cuchillo e intentó forzarla a tener relaciones. Ante su negativa, la atacó con violencia, le provocó cortes en las manos, la golpeó con una botella de vidrio y hasta intentó asfixiarla.
Abusada, amenazada y encerrada
Luego de esa brutal secuencia, el hombre abusó sexualmente de la mujer, aprovechando su estado de indefensión y el shock físico y emocional por las agresiones anteriores. Fue el segundo día del calvario, y la víctima no podía salir de la vivienda: estaba privada de su libertad, bajo amenaza y vigilancia constante.
El 1° de agosto por la mañana, la mujer fue atacada nuevamente mientras dormía. Recibió golpes en la cara y, cuando quiso escapar, el agresor la retuvo por más de una hora. No le permitió salir del lugar y, cuando finalmente logró llegar a la puerta, el horror se repitió.
Mientras bajaba por una escalera externa, que conectaba con un patio interno de la vivienda, el atacante la siguió y le dio una patada por la espalda. La intención fue clara: matarla. La mujer cayó desde unos tres metros de altura.
El agresor fue imputado y está detenido
El caso fue llevado ante la Justicia por la fiscalía local, que detalló los múltiples delitos cometidos por el acusado. Se le formularon cargos por tentativa de homicidio calificado por el vínculo y por femicidio, abuso sexual con acceso carnal, privación ilegítima de la libertad agravada, amenazas calificadas, y lesiones leves agravadas por el vínculo y la violencia de género.
El fiscal pidió prisión preventiva por cuatro meses, pero el juez otorgó dos meses de encierro para proteger a la víctima y garantizar la investigación. El plazo total de la causa fue fijado en cuatro meses.
Este nuevo caso reaviva la bronca social frente a un sistema que muchas veces llega tarde. Afortunadamente, la víctima logró escapar y salvar su vida, pero el nivel de violencia al que fue sometida estremece a toda la comunidad.