Este viernes se revisó la prisión preventiva dictada en noviembre contra el hombre acusado de ser partícipe necesario en el doble homicidio de Juan Aníbal Seferino Cuerda y Pablo Franco Davies, ocurrido el 17 de noviembre en una vivienda del barrio San Lorenzo. Dos muertes, una casa incendiada y una causa que sigue estremeciendo a la ciudad.
El planteo llegó de la mano del nuevo abogado defensor, que pidió morigerar la medida y propuso alternativas menos gravosas: primero una tobillera electrónica y, como segunda opción, la prisión domiciliaria. Según la defensa, la preventiva fue arbitraria y basada únicamente en los argumentos de la Fiscalía.
Pero del otro lado, el Ministerio Público fue tajante. El fiscal del caso, Estefanía Petrella, sostuvo que el riesgo procesal sigue intacto. Remarcó que hay testigos vulnerables, que la investigación aún está en marcha y que liberar al imputado podría entorpecer seriamente el proceso.
El juez de revisión fue claro y directo. Señaló que la prisión preventiva está debidamente fundada, que no se trata de un anticipo de pena y que, aunque es la medida más dura, hoy resulta adecuada y necesaria. “Voy a confirmar la decisión en todos sus términos”, afirmó al dictar la resolución.
Además, recordó que el plazo de cuatro meses de prisión preventiva no fue cuestionado oportunamente por la defensa y resolvió mantener al acusado en las mismas condiciones de alojamiento. De todos modos, el abogado defensor dejó planteada la reserva de impugnación, lo que abre la puerta a una nueva revisión por otro magistrado.
El trasfondo del horror
El detenido está acusado de haber colaborado activamente en el doble crimen. Según la hipótesis fiscal, dio alojamiento antes y después del ataque, y además prestó el vehículo en el que se movilizó el autor material.
La reconstrucción del hecho es escalofriante. El agresor ingresó a la vivienda, usada como lugar de pernocte por personas en situación de extrema vulnerabilidad, con la intención de cumplir una amenaza previa contra el propietario. Fue interceptado por una de las víctimas, que recibió once puñaladas. Luego, el fuego selló el horror: las llamas provocaron la muerte de esa persona y del dueño de la casa. Otras tres lograron escapar con vida.
Desde el inicio, la jueza de Garantías entendió que el riesgo de entorpecimiento y la situación de los testigos justificaban la prisión preventiva. Este viernes, la Justicia volvió a ratificarlo: el acusado seguirá preso mientras avanza una investigación marcada por la violencia extrema, el fuego y dos muertes que aún reclaman justicia.