Dos historias, un mismo empresario

El 22 de diciembre de 1994, la entonces intendenta de Neuquén, Derlis Kloosterman, firmó el decreto 1986 para autorizar la compra de 2800 tachas refractantes y 160 kilos de pegamento, por un monto de 98.789,60 pesos. Previo ese trámite, el coordinador Técnico, Luis Taiana, había evaluado que la empresa AISLAR S.A. era la que había presentado la mejor oferta.

No transcurrió mucho tiempo hasta que una investigación periodística descubrió que se había pagado un importante sobreprecio. "Las tachas más caras del mundo" se las calificó.

Se instruyó una causa penal que involucró a Kloosterman y a cuatro de sus funcionarios y al empresario proveedor. Todos, salvo el comerciante, fueron absueltos. Pero en el procedimiento interno, Derlis terminó destituida al igual que sus colaboradores.

El caso de las tachas tiene una sugestiva coincidencia con lo que está ocurriendo en la municipalidad de Plaza Huincul donde por el presunto pago de sobreprecios a la empresa Rentaquen, el jefe comunal, Juan Carlos Giannatassio fue suspendido ayer por el Deliberante.

El apoderado de la empresa se presentó en el Deliberante de Huincul para aportar documentación. "Acá no hay nada raro" le dijo a la prensa tras intentar reunirse con los denunciantes. Se trata del empresario Carlos Enrique Solé, quien en 2016 firma como apoderado de Rentaquén. Pero Solé es también quien en 1994 proveyó, a través de su empresa AISLAR, las polémicas tachas de la gestión Kloosterman.