MANO A MANO CON MARÍA CRISTINA RAMOS

"La escritura es una forma de sobrevivencia"

Es escritora y editora argentina. Autora de más de 60 libros de poesía y narrativa para niños y jóvenes en Latinoamérica y España.
domingo, 16 de junio de 2019 · 01:16

El pasado 13 de junio se celebró el día del Escritor en conmemoración al natalicio de quien fuera el fundador de la Sociedad Argentina de Escritores, Leopoldo Lugones. Poeta, ensayista, periodista y político, fue reconocido como un precursor y figura clave en la configuración de la literatura argentina.

En el marco de esta fecha tan particular, Rubén Boggi tuvo un mano a mano con la escritora y editora argentina, María Cristina Ramos. La mendocina que reside en Neuquén desde 1978 habló del panorama literario argentino, la incidencia de la política de género en la literatura y las nuevas formas de comunicación.

P: ¿Cómo estás viviendo la literatura?

R: Trabajando mucho. La escritura es algo que no se deja. Es permanente y cotidiana. En mi caso es una actividad que me da placer. Nos instala en la realidad y la realidad nos recibe según las épocas. 

P: Has escrito siempre para grandes y para chicos, ¿qué hacés ahora?

R: Siempre hago las dos cosas. Escribo para adultos permanentemente. La gran parte del tiempo la dedico a la escritura infantil- juvenil. 

P: ¿Cuánto tiempo te lleva?

R: Estoy todo el día. Trabajo en mi casa. Enlazada con lo cotidiano: con mis nietas y mis hijos. 

P: ¿Se aprende a escribir más fluidamente con la práctica de los años?

R: Sin dudas. Sabés que en los inicios es un trabajo permanente de ensayo y de búsqueda. No quiere decir que ahora no lo sea, pero tenés a favor el oficio y lo que hagas con el oficio depende de tu momento de lucidez y sensibilidad. 

P: Esa fluidez y ese acostumbramiento, ¿puede jugar en contra de la espontaneidad o de lo hipercreativo que uno tenía al principio?

R: Creo que no. Estoy a favor del trabajo permanente. Lo que crece con el oficio es la autocrítica. Es interesante tener lectores cercanos que te den una mirada desde afuera. Cuando trabajás en una obra es probable que pierdas la objetividad. Entonces una de las maneras es encontrar otras voces de lectores que señalen o comenten lo que estás haciendo. Está bueno que después de tantos años de trabajo no te enfrentes a obstáculos con los cuales te enfrentás al principio. 

P: Para los que escriben y tiene que publicar sus escritos, ¿cómo está el mercado editorial argentino?

R: Palidece, cada vez más. Es una situación difícil que está en consonancia con lo que pasa en el país. Hay búsquedas alternativas en los autores para compensar la falta de movimiento y dinámica en muchas de las editoriales. Es la cruel realidad. 

P: ¿Colaboran entre sí los escritores?

R: Sí, se colabora. Hay asociaciones y agrupamientos. Está eso lindo que da la amistad y el conocerse que te permite confiar también la esperanza y desesperanza. 

P: ¿Hay más esperanza que desesperanza?

R: Sin esperanza no podríamos escribir. También hay brillantes páginas de desencanto. 

P: Tanto los que escriben desencantos como los que escriben esperanzas, ¿lo hacen buscando modificar alguna cosa para bien?

R: Seguramente. Digamos que para el escritor, la producción es una especie de tabla de salvación. Creo que la escritura es una forma de vida y de sobrevivencia

P: En estos tiempos en los que el lenguaje está en el centro de la polémica, particularmente con el español y el lenguaje inclusivo, ¿cómo ves el avance de la tecnología que ha permitido esta forma de comunicación a través de las redes donde la gente empezó a escribir?

R: Es una época que puede aflorar algún conflicto. La lenguaje permanece, se irá decantando. Debe ser funcional a la comunidad y a la época. Es comprensible que haya tensiones, propuestas y alternativas de comunicación. Ayuda a visibilizar temáticas que estaban escondidas. Creo que es un síntoma de salud. Lo que hace cada artista en su obra tendrá que buscar el equilibrio. Una cosa es lo comunicacional y otro lo artístico. 

P: ¿Cómo es tu mirada sobre lo femenino y su incidencia en la literatura?

R: Creo que es sano y que hay que vivirlo. Siempre hubo una búsqueda de lo femenino como universo que ha tenido siempre menos presencia. Es interesante ver alternativas que puedan ampliar el espectro de miradas para la sociedad. No solo hay que incluir, hay que respaldar, hay que permitir un camino de ascenso en las propuestas. No me gusta el fundamentalismo: ni de lo femenino ni de lo masculino, ni desde ideologías que han oprimido a la gente en algún momento de la historia. Necesitamos del arte, de voces plurales, espacios y también esa gota de lucidez para encontrar un camino que sea compartido sin demasiados enfrentamientos. 

No me gusta el fundamentalismo: ni de lo femenino ni de lo masculino, ni desde ideologías que han oprimido a la gente en algún momento de la historia

P: ¿Cómo está ubicado Neuquén dentro del panorama literario argentino?

R: No tengo demasiada mirada panorámica. Pienso más en Patagonia como un lugar de muchos escritores y poetas. Un lugar que, en las últimas décadas, se ha visibilizado desde los centros culturales del país. Me parece que estamos creciendo mucho desde la perspectiva Patagónica que es interesante mirar. 

P: Porque al mirarla uno encuentra argumentos y razones para encontrar diferenciación dentro de la universalidad. 

R: Exactamente. La singularidad de las voces. Hoy se puede tener coincidencias con gente de otros países en tu momento literario y de concepción del mundo, y a lo mejor no son tus vecinos y viven lejos y no conocés. Esos fenómenos culturales son los que me conmueven: el encuentro del ser humano, en otros lugares, con la paleta o con la escritura de un lugar remoto. Las nuevas formas de comunicación han permitido mayor afluencia de construcciones artísticas que pueden ser compartidas. 

P: ¿La búsqueda es un elemento necesario para la motivación de escribir?

R: Creo que incluso es inconsciente. No podés escribir nada nuevo si no estás buscando algo. Es un paralelo muy fuerte entre la escritura y la vida. Una escritora de Brasil, Ana María Machado, decía que para llegar a una mejor literatura hay que transitar una vida mejor, completa y comprometida con el medio.

P: ¿Siempre hacés talleres de escritura?

R: Sí. No sabés el placer con el que escucho lo que está produciendo la gente en los grupos de nuestros talleres. Hay una luminosidad en la gente que genuinamente trabaja con la palabra. Hay varias escrituras, en los talleres, que ameritan ser publicadas, pero vemos la mesura que hay que tener para entender que es importante madurar la escritura antes de publicar. 

P: Dejarla macerar un poco...

R: Macerar un poco y pensar que no es una carrera desesperada. Tenés que llegar a dar forma a un libro que te haga justicia y que haga justicia a tu subjetividad y a tu modo de estar en el mundo. La característica esencial de nuestros talles es la lectura crítica. No nos juntamos a aplaudirnos, nos juntamos a trabajar sobre la palabra. 

P: Neuquén, ¿es tu lugar en el mundo?

R: Sí, sin dudas. También creo que mi lugar en el mundo es Santiago de Compostela, Cáceres, Cartagena de Indias, México. Tengo muchos lugares en el mundo, pero aquí está la base y el núcleo afectivo. 
 


Ramos nació en San Rafael (Mendoza) en 1952 y reside en Neuquén desde 1978. Es autora de más de 60 libros de poesía y narrativa para niños y jóvenes en Argentina, México, Colombia, Perú, Chile, Brasl y España. En 2002 creó Ruedamares, su propia editorial, ante la dificultad que tenía para conseguir publicar libros de poesía para pequeños lectores. También, se desempeña como docente y coordinadora de talleres de escritura para niños y promotora de lectura en escuelas y bibliotecas. 
 

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