TOMA 2 DE FEBRERO

Cuando la pobreza extrema choca con la burocracia

A una joven mujer de Cipolletti le dijeron que no podía recibir ayuda porque su casa es de material. Está discapacitada y sin trabajo.
miércoles, 5 de junio de 2019 · 16:23

Se llama Flavia Lorena Aranda y tiene 35 años. A duras penas se moviliza por un deteriorado cuadro de salud y vive en la más absoluta miseria en la toma 2 de Febrero de Cipolletti. Los pocos pesos que obtuvo como indemnización por un accidente laboral los invirtió en cambiar palos y nailon por ladrillos y cemento, lo que a criterio de funcionarios municipales resultó suficiente como para retacearle ayuda. Encima de todo eso, entre diciembre y junio fue robada al menos cinco veces.

Flavia accedió a contar su historia este miércoles en AM550. Dijo que hace unos años sufrió un accidente laboral donde trabajaba y que en el tortuoso proceso judicial se le dictaminó una discapacidad del 20 por ciento (12 motriz y 8 por ciento motora) y una indemnización de 60 mil pesos. “No tuve más remedio que agarrar esa plata porque o seguía el juicio o accedía a un tratamiento médico en un hospital público”, aclaró. De todos modos “quedé con una discapacidad para toda la vida”. Para que pueda acceder a una pensión por incapacidad necesito un 60 por ciento de discapacidad, pero la comisión médica me da un 20”.

Parte de ese dinero lo utilizó en la compra de hierros, ladrillos y cemento para mejorar sus condiciones de habitabilidad, porque su estado de salud no era compatible con vivir en una casilla de palos y nailon.

Para iniciar la construcción, contrató la mano de obra de unos muchachos que se cobraron con un viejo Duna que era de su propiedad. “Me estafaron, se quedaron con el Duna y no me hicieron el trabajo”, se quejó entre lágrimas.

También contó que de vez en cuando recibe ayuda por parte de Acción Social del municipio de Cipolletti. Le alcanzan bolsos con mercadería –lo básico: yerba, azúcar o fideos- más un plus consistente en 2 kilos de carne y un pollo por mes.

En su casilla no cuenta con un lugar donde cocinar, ni utensillos. “Por mi condición, me han entrado a robar varias veces; desde diciembre al menos cinco veces me han robado; no me ha quedado nada. Cocino afuera, con leña y sólo me han dejado una hervidora”, dijo.

En su relato, quebrado y entre llantos, reveló las respuestas que recibió de parte del municipio cipoleño. “Hace dos meses me vinieron a ver; me preguntaron si tenía dieta (así se llama a la entrega de dos kilos de carne y un pollo para todo un mes) y me dijeron que hay gente que tiene más necesidad que yo porque tengo una casa de material. La casa no está terminada y es de material porque por mi condición de salud no puedo pasar frío”, afirmó.

También deberá esperar para recibir un poco de leña ya que los enviados de Acción Social le informaron que “están desbordados”.

La vivienda de Flavia está ubicada en calle Juan Domingo Perón al final, casi 17 de Julio, a una cuadra del puente de acceso a su barrio, que ya dejó de ser una toma.

 

 

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