El caso Teresa Rodríguez inspiró un capítulo de CSI

Era Abril del año 1997, el gobernador Felipe Sapag transitaba su último y tumultuoso mandato signado por un contexto nacional de privatizaciones menemistas y represiones justificadas por Carlos Corach cada mañana al salir de su departamento, en las improvisadas ruedas de prensa impuestas por la, por entonces movilera, Mercedes Ninci. Y en este triste marco, la comarca petrolera se convirtió en un ícono de la lucha social, y Teresa Rodríguez en su mártir.

La pueblada de Cutral Có, la de los ex ypefianos, ya había finalizado y el resabio de ese descontento social junto a un reclamo docente, fue el motor de la protesta que ese 12 de Abril cortaba el tránsito en la ruta 22.

La orden era “Sáquenlos de la ruta como sea”. Y así lo hicieron; unos 20 efectivos de la policía de la provincia enfrentaron a los manifestantes haciéndolos retroceder hacia el centro de Plaza Huincul a fuerza de disparos “al aire” con sus armas reglamentarias. Teresa Rodríguez, una mujer de 24 años que justo pasaba por allí, se desplomó en medio de la refriega, a unos 50 metros del puente desde donde disparaba la policía. Un grupo de manifestantes la asistió y trasladó hasta una ambulancia. “Policías, policías” fueron las últimas palabras que dijo mientras se cubría el cuello con ambas manos, intentando detener la hemorragia. Pocos minutos después se conocía el parte oficial, Teresa Rodríguez había muerto en el hospital.

La noticia recorrió el país y al día siguiente los cortes de ruta reclamando justicia por su asesinato iban desde Tartagal hasta El Bolsón.

Al poco tiempo ya se hablaba del suboficial Hugo Rudolf, y la jueza civil subrogante Paula Stanislavsky convocó al Centro Atómico Bariloche (CAB) para que colaborara en la búsqueda de pruebas que demostraran la responsabilidad del policía, en el asesinato de la joven empleada doméstica. El dr. Ernesto Martínez, director del CAB, encomendó a un científico de escritorio, el dr. en Física Rodolfo Pregliasco, que se pusiera a disposición de la Justicia neuquina.

Rodolfo “Willy” Pregliasco, luego de varias visitas al lugar del crimen, ideó desde cero una técnica forense que llevaría a señalar sin ninguna duda, al policía asesino. El método consistió en cotejar imágenes fílmicas del suceso con un mapa sonoro del mismo (que se realizó midiendo la velocidad del sonido de pirotecnia que emulaba el sonido de los disparos). Esto permitió que la Justicia pudiera saber exactamente que efectivo realizó cada disparo; y luego, con la imagen de la víctima desplomándose por el impacto, saber exactamente cuál fue el que luego de rebotar en el asfalto, dio en el cuello de Teresa Rodríguez.

Este ingenioso método forense se oficializó como herramienta profesional en el año 2002 gracias a una publicación en la revista Journal of Forensic Science de la Asociación de Peritos Forenses de los Estados Unidos. Esta ONG especializada en el área forense, es la fuente natural de novedades, a la que criminalistas de todo el mundo consultan para informarse de las nuevas herramientas.

Finalmente, fue la serie policial CSI Miami protagonizada por David Caruso, la que en su capítulo Nº21 “Recoil” de la tercera temporada, utiliza la herramienta ideada por “Willy” Pregiasco para individualizar a un tirador de entre un conjunto de pares.

Nadie de los que trabajaron en la idea original, ni la institución que representaban, fueron mencionados en los créditos del capítulo de CSI. Pero la producción de la serie le envió mucho tiempo después a Pregliasco, un DVD con la leyenda “Recoil” en su cubierta como reconocimiento a su trabajo.

Pregliasco, consultado por un medio bonaerense, dijo que esta serie no es de su máximo gusto porque hace mucho alarde de herramientas tecnológicas grandilocuentes y de dudosa veracidad. Y lo que en esta historia debiera homenajearse es el ingenio argentino, que es algo totalmente diferente y mucho más económico.

El dr. Rodolfo Pregliasco se convirtió en un reconocido perito forense, y entre sus grandes colaboraciones se destaca su participación en la individualización de Alfredo Fanchiotti y Alejandro Acosta como los asesinos de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán en la llamada “Masacre de Avellaneda”. Gracias a su trabajo, ambos policías purgan hoy la mayor pena por aquel crimen.

Volviendo al trágico 12 de Abril de 1997, el policía que le disparó a Teresa Rodríguez fue claramente individualizado en las imágenes gracias al peritaje en cuestión, pero un perverso pacto de silencio entre los efectivos involucrados, permitió que el crimen continúe impune. La Justicia sólo logró condenar con penas excarcelables por el delito de “abuso de arma”, a los efectivos Santiago Antigual, Leonardo Magallanes, Daniel Vece y Daniel Videla. Ninguno de ellos dio el nombre del camarada que efectuó el disparo fatal, y los cuatro retornaron a la fuerza policial una vez cumplido el proceso. Los mismos estudios de Pregliasco y Martínez confirmaron que el suboficial Hugo Rudolf apuntó con su arma reglamentaria a la multitud, pero nunca disparó.