Política y salud
El coronavirus es un factor político en Argentina... y en Neuquén
La política y la ideología hacen su juego con la pandemia. No ayuda, generalmente.El coronavirus es pandemia, pero en Argentina tiene un matiz especial. Pasa por el filtro de la política, de la ideología política. Y se ha transformado rápidamente en referencia para juzgar, tanto desde el oficialismo como desde la oposición, las fallas del adversario. Incluso, a riesgo de confundir los trabajos estrictamente sanitarios, y la actitud de la población frente a la amenaza.
Así, el macrismo ha intentado defenestrar al ministro de Salud, Ginés González García. Incluso, varios referentes han planteado que tiene que dimitir. Le achacan que minimizó el tema de entrada, y que cuando empezó a tomar nota de la gravedad del asunto, ya era tarde. El oficialismo ha respondido a esto con artillería pesada, destacando que “menos mal” que el coronavirus hizo su aparición con este gobierno y no con el anterior, el que “había cerrado el ministerio de Salud y abandonado medicamentos en Ezeiza”.
También hay una ideología que reacciona. Por ejemplo, atacando a las “clases altas”, o “los ricos”, o “los oligarcas” por ser, con sus frecuentes viajes a Europa, los propagadores del mal. Dicen que no tienen “conciencia social solidaria”, que no se han cuidado, que eluden los controles y las cuarentenas.
Quienes aducen, con conciencia de ello o no, razones ideológicas frente a la pandemia, generalmente son los mismos que afirmaban que el coronavirus era un invento del sistema para distraer a la gente de los problemas realmente importantes; y que, por ejemplo, en Argentina, había que hablar y actuar respecto del dengue, antes que preocuparse por un bichito del hemisferio norte.
Resulta conveniente describir a nivel Neuquén, cómo el coronavirus se metió como factor político en la interna del gremio docente ATEN. La conducción de Marcelo Guagliardo suspendió las asambleas –y con ello, las medidas de fuerza futuras- invocando al virus. La oposición más extrema dentro del sindicato, le endilgó complicidad con el gobierno para zafar de una profundización de las medidas de fuerza. “No quiere luchar contra el gobierno”, afirmaron algunos, dejando en claro al mismo tiempo cuál es su concepción de la lucha sindical: luchar contra los gobiernos.
Mientras tanto, el virus no respeta nada de estas cosas. Solo quiere alimentarse, reproducirse y, en lo posible, adueñarse del mundo.