“Quedate en casa” dice el repetido slogan. Como si fuera fácil y pudieran cumplir todos. Y no es en referencia a los “anticuarentena”, sino lisa y llanamente, a quienes no tienen dónde ir, porque su casa es la mismísima calle. El cura de la capilla Inmaculada Concepción de Neuquén, Fernando Barrufet, volvió a acudir a las redes sociales para poner en el tapete una situación que lo supera: tuvo “la mala idea” en cuarentena, de dar alojamiento a hombres en situación de calle.
Atemorizado y cansado a sus 70 largos años, publicó el jueves pasado en las redes sociales: “En casi tres meses sólo he tenido promesas de los organismos públicos y hasta me han llegado a decir: “vos comenzaste este refugio, vos le tenés que poner fin”. Repito la pregunta que hice en el mes de abril: ¿quién tiene que hacerse cargo de estas personas? y estoy convencido de la misma respuesta: el Estado”.
Este diario consultó si hubo intervención tras este pedido de auxilio -efectivamente no es la primera vez que acude el padre Fernando acude a los medios de comunicación- y desde el Ministerio de Desarrollo Social y Trabajo de la provincia, se informó que el viernes hubo una reunión, con intervención del obispo Fernando Croxatto, representantes de esa cartera y también de Ciudadanía, donde se labró un acta con el compromiso del Estado de resolver el conflicto. En ese acuerdo se establecieron fundamentalmente dos puntos claves, como “solución” al problema: reubicar a las personas alojadas en el refugio en la semana del 13 al 17 de julio y el compromiso “de no recibir nuevos usuarios dado que las condiciones operativas y de infraestructura no están dadas”.
Según se explicó, desde abril distintas áreas de Gobierno se acercaron a la parroquia para colaborar, por un lado, con un equipo técnico de la Subsecretaría de Ciudades Saludables y por el otro, con viandas para el refuerzo alimentario. Pero nada de esto alcanza para resolver el conflicto generado por estos 10 hombres, quienes no tienen hogar, sufren de adicciones y constantemente generan hechos de violencia, poniendo en riesgo sus vidas y la del mismo cura Fernando.
Finalmente, este viernes, al hacerse pública la denuncia, nuevamente acudieron referentes estatales, pero en esta ocasión, las promesas se dejaron por escrito. El padre Fernando había afirmado: “desde abril hasta ahora, sólo me han llegado avisos de: “Esta semana vamos a resolver”. Las cosas de Palacio van despacio”. Habrá que esperar si se cumple el nuevo plazo: reubicar esos hombres en otro lugar, a partir del próximo lunes.