De la crisis salimos pensando, actuando y hablando

Por Diego Gallardo (*)

Hoy estamos atravesando la peor crisis económica, política y social de la historia mundial de los últimos 200 años, que ampliamente supera a la crisis de la bolsa de valores de New York de 1929. En ese momento el origen se dio por la situación de la posguerra, desigualdad y el ocaso del capitalismo liberal, se tardó más de una década para recomponer las economías mundiales, solo por mencionar a EE UU que tuvo récord de pobreza y desempleo catalogado como el más grande de toda su historia.

A esta crisis actual (2020) se le suma el constante peligro de que la vida humana está en riesgo ante el avance de la pandemia y los sistemas de salud colapsan ante esta situación. Argentina viene de 8 años de depresión económica, sumado a la corrupción estructural e ineficiencia financiera y operativa de un Estado que no solo no tiene soluciones, sino que con cada decisión que toma genera inestabilidad económica y social. En definitiva, estamos ante un panorama desolador. La intervención en cuanto a su función como Estado benefactor por el momento ha servido para mantener en pie a pymes, cuya continuidad se basa en los programas de recuperación productiva y cada uno de sus dueños ansia que se mantengan por lo menos hasta fin de año. De lo contrario sería un cataclismo, ya que más de 100.000 pymes podrían cerrar en un abrir y cerrar de ojos.

¿Saben cómo se sale y se sobrevive de esto? Es una pregunta tan difícil, pero cuya respuesta no es única, ya que seguramente se dará por la sumatoria de muchísimos factores, como, por ejemplo, reinventarnos constantemente en nuestras estrategias de negocios, adquiriendo conocimiento y aprendiendo a aprender, comenzar a integrar y fortalecer las instituciones para que sus líderes puedan representar el clamor de la sociedad y ser escuchados por los gobernantes, trabajando con una visión de lo colectivo y dejando de lado los intereses individuales. Somos un país que atravesó un sinfín de crisis, pero la actual viene arrasando lo que conocíamos como normal y transformando la realidad en inestabilidad continua.

El rol de nuestros gobernantes pasa hoy en términos populares, que de una vez por todas “toquen el barro”, expresado con el mayor de los respetos. No se pueden tomar decisiones atrás de un escritorio sin saber lo que pasa en las calles, consultar y guiarse por la opinión de personas que le son obsecuentes y no discuten lo que al resto de la sociedad le parece ilógico. Desde que comenzó el aislamiento y posteriormente se hicieron ajustes y restricciones, pero siempre aplicadas a la parte más débil de la cadena de valor económica.

Hay un especialista de las organizaciones, Peter Senge, que habla de la inteligencia de las personas implementada al máximo en las estructuras, del trabajo colaborativo, de superar las barreras internas que cada uno se antepone para el logro de los objetivos. Estos postulados son apropiados para implementar en las pymes, pero en mayor medida en todos los estratos del estado.

Es considerar que, si nosotros estamos tocando el barro de hace muchos años, nuestros políticos elegidos por el voto popular comiencen a hacer lo mismo de una vez por todas y con el sentimiento de que están haciendo lo correcto.

Es momento de pensar, actuar y hablar.

(*) Integrante de la Federación de Entidades Empresarias Neuquinas (FEEN y Presidente de la Cámara de Comercio de Centenario y Vista Alegre.