UN ÁRBOL CON HISTORIA

El último crujido de una emblemática Araucaria de Neuquén

Un ejemplar de Angustifolia sucumbió a las motosierras. Se había secado y no pudieron salvarla. Formaba parte de la historia del Consorcio San Martín.
viernes, 8 de enero de 2021 · 16:35

Este viernes a la mañana, desapareció el único ejemplar de una Araucaria Angustifolia que habitaba la ciudad de Neuquén y que había resistido los embates de la modernidad.

El ejemplar, que había alcanzado casi los 15 metros de altura, estuvo desde el diseño mismo del barrio Consorcio San Martín y, en base a una decisión personal, quedó incluida en la traza de la vereda Oeste de la calle Los Miches, en su intersección con Nahuel Huapi.

Cuentan los primeros habitantes del Consorcio –barrio inaugurado hace unos 30 años- que esa Araucaria fue plantada por los antiguos propietarios de lo que fue una extensa chacra. Pero nadie arriesga a descifrar qué edad tenía. ¿Unos 100?. Tal vez.

Luego vinieron la venta del amplio lote y el diseño del barrio. Los profesionales que interpretaron el plano observaron que la Araucaria, indefectiblemente, iba a quedar casi en medio de una calle. Pero un motoniveladorista, que luego se dedicó al fotoperiodismo (Lito Egea) que por entonces manejaba una de esas máquinas, buscó una alternativa para salvar esa especie. Entonces, modificó el ancho de la vereda –que estaba tabulado de manera uniforme para todas las manzanas-, y trazó una vereda sustancialmente más ancha para los frentistas de la cuadra de Los Miches, entre San Martín y 12 de Septiembre.

Aída, una de las vecinas que diez años atrás fue gestora de un trabajo de recuperación de la planta que ya comenzaba a dar signos de sequedad –por la llegada del asfalto-, dijo a mejorinformado.com que en 2019 se intentó un “nuevo rescate” del ejemplar. Pero, al parecer, los especialistas que la examinaron emitieron un lapidario diagnóstico: “había llegado a un punto en que estaba tan reseca que no había manera de recuperarla”, dijo.

La tala fue decidida por la altura que había logrado, el mal estado en el que se encontraba, y el temor a una caída por los fuertes vientos que cruzaron la ciudad en los últimos días.

Como huella de su centenaria existencia, quedó una base de tronco de no más de 70 centímetros de altura por 60 de diámetro. Y un nido de hornero que el operador de la motosierra se encargó de rescatar sin dañarlo.

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