TRIPLE CRIMEN DE CIPOLLETTI
Las tres mujeres asesinadas y una impunidad que permanece
El 9 de noviembre de 1997 tres chicas salieron a caminar en Cipolletti, y nunca volvieron a sus hogares.María Emilia, Paula y Verónica salieron a caminar el 9 de noviembre de 1997, por la calle San Luis, en Cipolletti. Entonces la ciudad era más chica, esa era zona de chacras, y se usaba habitualmente para caminar y oxigenarse en un ambiente tranquilo. Fue la última vez que las vieron a las tres. Sus cuerpos torturados fueron encontrados después de una angustiosa y culposa búsqueda, en medio de un disparatado operativo que solo pudo mostrar la ineficacia y la escasa preparación de los investigadores. El triple crimen quedó marcado con sangre y para siempre en la historia oscura de una de las ciudades más importantes de Río Negro.
El proceso que se abrió a partir del cruento e incomprensible hecho, fue tan malo, que derivó en un juicio político contra el juez que lo condujo, Pablo Iribarren. En 2012, fue absuelto por 5 votos contra tres. Una joven, entonces diputada, llamada Arabela Carreras, votó a favor de la destitución del magistrado. Hoy gobierna la provincia, y seguramente tendrá muy presente esta historia en la que lo único que floreció, en medio de la indignación popular, fue la impunidad a resultas de la ineficacia o la complicidad jamás probada.
Un hombre llamado Claudio Kielmasz fue la única persona encontrada culpable en el caso. Fue condenado a prisión perpetua. A principios de este año, le fue negado su pedido de libertad, por el Superior Tribunal de Justicia, y seguirá preso “por tiempo indeterminado”. Nadie llegó a creer en que hubiera un solo culpable de semejante horror. Pero el pacto de silencio fue más fuerte que el reclamo por justicia, que todavía sigue vigente y se expresa en estos aniversarios tristes, amargos, desesperanzados.
María Emilia (24) y Paula González (17) y Verónica Villar (22) no recibieron la justicia que se merecían, ellas, como cualquier ciudadano de Argentina. Sus rostros no serán olvidados, y su corta existencia será destacada siempre por los hombres y mujeres de bien, que reclaman algo tan simple como que haya seguridad para poder vivir tranquilos.