15 MESES SIN PODER TRABAJAR
Los dueños avanzan en un loteo y el circo deberá irse
Están varados desde marzo del año pasado y no tienen a donde mudarse hasta que puedan seguir viaje.Hace 15 meses la familia Molina esta varada en Cipolletti. Ellos son los dueños del circo Dihany, que realizó su primera función en la ciudad el 6 de marzo del año pasado y que desde la imposición de la cuarentena están sin poder trabajar. Ahora, además de la imposibilidad para viajar por faltas de recursos y continuar con su recorrida por el país, deben enfrentar la incertidumbre de no saber a dónde ir. El propietario de la costosa esquina de Mariano Moreno y San Luis les solicitó que abandonen el terreno porque necesita avanzar en un loteo.
La pandemia pegó duro en casi todos los rubros. Pero en el circo se sintió de una manera particular porque desde hace 15 meses que no pueden generar ingresos. Subsisten vendiendo pollos, churros o haciendo malabares en la esquinas. De los 35 artistas que llegaron a Cipolletti, en la actualidad sólo quedan 11 personas que viven en sus casas rodantes y todo el equipamiento está guardado en 8 semiremolques que permanecen paralizados dentro del predio.
En los últimos días, los dueños del terreno les solicitaron nuevamente que deben desalojarlo porque tienen previsto un loteo y la obra debe arrancar a la brevedad. Daniel Molina, hijo del fundador del circo, además de mago, motociclista en el globo de la muerte y maestro de ceremonias explicó que "venimos buscando un terreno para irnos, pero hasta ahora no tenemos un lugar".
Desde el circo explicaron que cuando llegaron pagaron un mes de alquiler por adelantado y después ante el cierre y las restricciones fue imposible poder cumplir. En octubre llegaron a un acuerdo con los propietarios, pero sin embargo no pudieron irse cuando se levantaron las restricciones, porque no tienen dinero ni lugar a dónde hacerlo: "Los circos de todo el país están en la misma situación, algunos funcionaron durante un tiempo y volvieron a cerrar".
"La ciudad nos encantó, nos acogió desde el primer día y en la pandemia la gente se acercó y nos tendió una mano para poder subsistir", reconoció Molina, que junto con los demás integrantes de esta gran familia itinerante, sufre en carne propia la crisis habitacional de Cipolletti, con costos muy elevados: "Desde hace tiempo buscamos terrenos, pero no encontramos. Tampoco nos quieren prestar un lugar porque piensan que nos vamos a quedar a vivir ahí o vamos a hacer una toma".
Aunque presentaron diversos protocolos al municipio, incluso poder hacer funciones en el formato autocirco, no recibieron la autorización correspondiente. De todos modos, saben que en el mejor de los casos, recién a fin de año podrán volver a viajar cuando exista un mayor de gente vacunada contra el Covid. "La vida de circo sin funciones es difícil, se extraña todo, viajar, armar la carpa,hacer la funciones. Cuando podamos volver a arrancar va a ser con una emoción muy grande", cerró Molina.