POLÍTICA EN NEUQUÉN
Lo que indica la cumbre patagónica en el duro contexto
La región se posiciona en el mapa político de la coyuntura, en el momento indicado, marcando una clara diferenciación acerca del rol del Estado.Después de aquellas cumbres patagónicas que impulsara, bajo el concepto de la regionalización -compartido con el entonces presidente Carlos Menem- el gobernador neuquino Jorge Sobisch, no hubo instancias relevantes de actuación política conjunta entre las provincias sureñas, hasta ahora, cuando el actual gobernador de Neuquén, Rolando Figueroa, consiguió, en tiempo récord, producir nuevamente la convocatoria, y, con ella, un primer documento (la Declaración de Villa la Angostura) apuntado a tener protagonismo en las decisiones nacionales, en medio de una coyuntura distinguida tanto por la necesidad como por la urgencia.
El documento, más allá de la participación de Tierra del Fuego, Chubut, Río Negro y La Pampa en el cónclave, y, por ende, en la redacción de su texto, transpira letra neuquina; es más, podría decirse que no se aparta de los conceptos principales esbozados, hasta ahora, por Figueroa, como guion para su propio gobierno; y, ciertamente, tiene su principal énfasis puesto en la producción de hidrocarburos, para remarcar, con insistencia que seguramente no cejará en el tiempo, la autonomía y potestad de las provincias en la administración de sus recursos naturales. No deja de ser obvia esta remarcación, aunque tiene sentido aplicada hacia algunos puntos en discusión con el DNU y la Ley Ómnibus presentada por el gobierno nacional de Javier Milei.
La Declaración de Villa la Angostura apunta a una diferenciación conceptual acerca del rol del Estado en la sociedad argentina. Los gobernadores de la región han rubricado lo que Figueroa había anticipado como posición propia antes del encuentro en la ciudad lacustre neuquina: la Patagonia pretende un Estado presente para desarrollar la economía, lograr la sustentabilidad social y promover así el progreso; un Estado "presente" aunque también "eficiente". Para Figueroa y sus flamantes socios no hay ajuste (no se menciona en ningún párrafo esa palabreja) ni privatización de empresas estatales, y el proyecto de Ley Ómnibus es, a juicio de los mandatarios, apresurado al pretender modificar "la forma de comprender una empresa estatal". En concreto, se plantea no privatizar, sino eficientizar, para "brindar servicios de calidad" a los ciudadanos.
El afán diferenciador, es, pues, el principal sesgo de la "movida" política organizada por Figueroa y compartida por sus nuevos socios coyunturales, entre quienes se cuenta un viejo zorro de la política, como el rionegrino Alberto Weretilneck. La oportunidad está marcada por la necesidad y urgencia del propio Milei, ya que es en este verano, en estas circunstancias de características explosivas por la alta inflación y el debilitamiento brutal de la moneda, el momento de mayor impacto, pues el gobierno nacional está negociando, tanto con los gobernadores como en el Congreso Nacional (niveles, obviamente, relacionados) sus "revolucionarias" iniciativas para "refundar" el país; y ya sabe que sus reformas no pasarán todas, sino en parte, por lo que aspira a que esa parte sea la que más importe, más allá de la cantidad, en calidad transformadora.
La cumbre patagónica de Villa la Angostura, a la que le seguirá pronto un próximo encuentro, esta vez en Chubut, constituye en este contexto un factor de negociación clave, importante, trascendente, sobre todo porque encierra como contenido central los ricos yacimientos de Vaca Muerta.
Rolando Figueroa ha dado un paso relevante a solo un mes de haber asumido la gobernación neuquina. Un paso que revela su intención de pisar fuerte en el ámbito nacional de entrada nomás, apurando los tiempos, tal vez en el entendimiento de que la aceleración es una característica primordial en esta década argentina. Habrá que ver si usando el freno es igual de eficaz que pisando el acelerador; pues, como dijo alguna vez César Luis Menotti, en lúcida reflexión acerca de la velocidad, y en referencia al fútbol y al automovilismo, el mejor es quien mejor frena, no quien más acelera.