La historia de Romina Semper es la de una mujer que transformó una pasión familiar en un motor de vida. Nacida en Chos Malal, con 35 años recuerda que en 2006 se subió por primera vez a un Jeep Safari junto a su papá. “Eran momentos únicos y muy divertidos”, cuenta con una sonrisa.
El tiempo pasó y en 2018 decidió dar un salto más grande: se convirtió en navegante de rally. Ese año fue inolvidable. Mientras el equipo trabajaba en la asistencia mecánica, ella se hacía un tiempo para darle la teta a su pequeño hijo. “No éramos muchas mujeres en la provincia, creo que apenas dos corríamos. Pero para mí fue un desafío que me motivaba cada vez más”, recuerda con emoción.
Desde chica, entre carreras de motos, safaris y rallys, Romina fue forjando una identidad marcada por los fierros y por el vínculo con su padre. “Me une con él desde otro lugar: tiene mucha experiencia, sabe de autos. Aprendemos y compartimos momentos muy lindos”, confiesa.
Hoy, su vida combina dos pasiones: los autos y la gestión. Romina se desempeña como secretaria de Gestión Productiva de Chos Malal, y recientemente tuvo la gran responsabilidad de organizar el último rally de la ciudad junto a su equipo de trabajo del área que encabeza. “Fue una experiencia inolvidable. Tenía la responsabilidad de que todo saliera bien, y para mí fue un desafío enorme pero también una fiesta”, resume.
El impacto del evento fue tan grande que Chos Malal superó su capacidad hotelera y los comercios gastronómicos trabajaron a pleno. “Sentimos mucha satisfacción de ver la ciudad llena de vida, con gente disfrutando de esta propuesta”, destaca.
Ejemplo de constancia y pasión heredada, Romina Semper demuestra que el rally también se escribe con voz femenina. Su historia inspira: la de una mujer que encontró en los fierros no solo un lugar de disfrute personal, sino también una forma de abrir caminos en un mundo que, durante mucho tiempo, parecía cerrado.