El violento episodio ocurrido durante la madrugada del miércoles, cuando un hombre alcoholizado embistió a tres inspectoras de tránsito que trabajaban sobre la Avenida Mosconi, volvió a encender las alarmas en torno a la conducta reincidente de muchos conductores que deciden manejar bajo los efectos del alcohol.
En declaraciones al programa Entretiempo por AM550, el subsecretario de Medio Ambiente y Protección Ciudadana, Francisco Baggio, calificó el hecho como “una locura y una actitud criminal”, y advirtió que la reincidencia en casos de alcoholemia positiva alcanza en la ciudad un 25%, un número que calificó como “alarmante y preocupante”.
“Estamos hablando de que uno de cada cuatro conductores que alguna vez fue sancionado por manejar borracho vuelve a hacerlo, aun sabiendo las consecuencias. Es una cifra altísima para una ciudad con tolerancia cero desde hace más de diez años”, remarcó Baggio.
Un milagro en plena ruta
El siniestro se produjo cerca de las 00:30 de este miércoles, a la altura de Avenida Mosconi y Leguizamón, cuando el conductor de una camioneta, con 1,63 gramos de alcohol en sangre, embistió a tres trabajadoras municipales que se desplazaban en moto. Las víctimas participaban de un operativo de limpieza nocturno, junto a más de 60 empleados, en una zona completamente iluminada y señalizada.
La reincidencia en casos de alcoholemia positiva alcanza en la ciudad un 25%, un número que calificó Baggio como “alarmante y preocupante”.
“Había 300 metros de control, conos, luces, balizas, motos con sirenas y el camión de Defensa Civil con cartelería destellante. Era imposible no verlos”, sostuvo Baggio. “Fue un milagro que no estemos lamentando muertes. Las inspectoras pudieron tirarse de las motos antes del impacto”.
El funcionario informó que las trabajadoras fueron asistidas por personal médico y dadas de alta poco después. El conductor, en cambio, no solo conducía alcoholizado, sino también sin seguro y en exceso de velocidad. “Incluso intentó escapar tras el choque y tuvo que ser detenido por la policía”, detalló.
Reincidencia y desinterés por la ley
Más allá de este caso, Baggio apuntó a una problemática estructural: el alto índice de reincidencia entre quienes son sancionados por alcoholemia positiva. “En nuestros registros, la reincidencia está entre el 24 y el 25%, lo que significa que hay personas que, aún después de perder su licencia y hacer el curso de reeducación vial, vuelven a conducir alcoholizados. Es como si nada les importara”, lamentó.
Según explicó, el sistema de control municipal es estricto: se retiene la licencia, el vehículo es secuestrado y el conductor debe recuperar el puntaje desde cero, lo que implica asistir a cursos y exámenes. “Aun así, hay quienes reinciden. Es un problema cultural y social profundo, que ya no se resuelve solo con multas”, agregó.
Desde el área, adelantaron que se reforzarán los controles de alcoholemia durante los fines de semana y en horarios nocturnos. “Tenemos tolerancia cero, pero eso debe traducirse también en tolerancia cero social —sostuvo Baggio—. No puede haber más excusas ni justificaciones. Conducir ebrio no es un error, es un delito que puede matar”.
Recordó que hace apenas unos días, otro conductor fue detectado con 2,58 gramos de alcohol en sangre en la misma zona, también en medio de un operativo de limpieza. “Ese valor es casi incompatible con la vida. Y aun así, esa persona estaba circulando en moto, poniendo en riesgo la suya y la de los demás”, subrayó.
El subsecretario insistió en que el trabajo de control no alcanza si no hay conciencia individual y responsabilidad colectiva. “Tenemos ordenanzas claras, controles permanentes y campañas de prevención, pero si la sociedad no cambia su comportamiento, el riesgo seguirá ahí. Conducir sobrio no es una opción: es una obligación”.