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Miércoles 26 de Noviembre, Neuquén, Argentina
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El crimen de Juan Caliani: una herida que aún atraviesa a la sociedad neuquina

A un año y medio del crimen del periodista neuquino Juan Caliani, su figura sigue siendo un símbolo de reclamo social y de una demanda de justicia que todavía busca respuestas.

Miércoles, 26 de noviembre de 2025 a las 05:00
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El asesinato de Juan “Cali” Caliani, ocurrido el 1 de abril de 2024, no fue un hecho policial más. Su muerte, en el contexto de un violento intento de robo en su vivienda del barrio La Sirena, generó una reacción profunda y transversal tanto en el ambiente periodístico como en la sociedad neuquina, que un año y medio después sigue sintiendo las reverberaciones de aquel episodio.
Caliani tenía 34 años y una trayectoria en crecimiento: productor en AM Cumbre 1400, relator deportivo, y voz reconocida en transmisiones deportivas y coberturas periodísticas.

La pérdida fue doble: humana y profesional. Para sus compañeros de radio, “el Cali” era mucho más que una pieza clave en la producción: era un compañero solidario, inquieto, con una fuerte convicción por la comunicación como herramienta de intervención social.

Su nombre se convirtió, para muchos, en un símbolo del reclamo más amplio por seguridad.

El impacto social fue inmediato. Miles de personas siguieron el avance del caso, acompañaron el dolor de la familia y expresaron su indignación en redes sociales y en distintas manifestaciones públicas.

La conmoción se multiplicó por varios motivos. Por un lado el contexto familiar. Juan murió intentando proteger a sus padres, un gesto que tocó fibras sensibles en una comunidad acostumbrada a ver crecer la violencia pero no a perder a alguien tan conocido y cercano.

Juan Caliani murió intentando proteger a sus padres, un gesto que tocó fibras sensibles en una comunidad acostumbrada a ver crecer la violencia pero no a perder a alguien tan conocido y cercano.

El segundo punto, la edad de los agresores. Que los responsables fueran adolescentes abrió un debate todavía inconcluso sobre el sistema penal juvenil, la contención estatal y las fallas en las políticas de prevención.

Caliani no era un desconocido. Su presencia en radios, transmisiones deportivas y actividades universitarias hizo que su nombre formara parte de la vida cotidiana de muchas personas.

El caso Caliani expuso, como pocos, la tensión entre la percepción social del delito y la respuesta estatal. Para gran parte de la ciudadanía, el crimen fue el punto de saturación de un deterioro sostenido en la seguridad urbana. Desde ese momento, las estadísticas, las políticas y la presencia policial volvieron a ser tema central en la agenda pública neuquina.

Que los responsables del crimen de Juan Caliani fueran adolescentes abrió un debate todavía inconcluso sobre el sistema penal juvenil, la contención estatal y las fallas en las políticas de prevención.

A lo largo del último año y medio, el nombre de Juan Caliani se convirtió en una referencia para sectores universitarios, periodistas y organizaciones sociales. En marchas, actos y actividades de memoria, su figura se levanta como recordatorio de una injusticia que aún busca reparación plena.

Si bien el inicio del juicio de cesura ofrece una instancia clave para definir el destino de los responsables, en la sociedad neuquina permanece una dimensión simbólica más profunda: el crimen de Juan Caliani dejó una herida que sigue abierta, pero también encendió una conversación imprescindible sobre convivencia, justicia, responsabilidad estatal.

Y, sobre todo, dejó una certeza: la memoria de Juan continúa viva en quienes lo conocieron, en quienes trabajaron con él y en una sociedad que, aunque golpeada, sigue reclamando justicia y respuestas.
 

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