En diálogo con La Primera Mañana de AM550, el ingeniero Elías Alberto Sapag, ex presidente de la Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas (AIC), encendió las alarmas sobre la falta de infraestructura hídrica en la región y la necesidad urgente de construir una nueva represa sobre el río Neuquén. Según advirtió, de no tomar medidas preventivas, un evento climático extremo podría generar consecuencias graves para todo el Alto Valle.
"Aquí observamos que no se está poniendo en primer lugar la seguridad de las vidas de las personas que viven en el Alto Valle ni sus bienes", sostuvo con contundencia, y recordó que desde hace 25 años distintos sectores vienen alertando sobre la necesidad de resolver esta situación estructural.
Sapag fue recientemente invitado a participar como asesor en la Comisión de Hidrocarburos, Energía y Comunicaciones de la Legislatura nacional, junto al también ingeniero Ricardo Cazeneuve, para brindar detalles técnicos sobre el estado de las represas hidroeléctricas y su rol en la seguridad poblacional. “Querían conocer en qué condiciones estaban las represas y qué debía hacerse”, relató.
Un riesgo real: lo que puede pasar si no se actúa
Sapag se refirió a lo que ocurrió en Bahía Blanca, recientemente afectada por un evento extremo de lluvias que desbordó los cursos de agua. “Las consecuencias ya no son solo en Brasil o en Europa con municipios inundados. Las cuestiones de desgracia de esta naturaleza hídrica ya están en Bahía Blanca y podrían llegar a la región”, advirtió.
De hecho, en caso de que una lluvia fuerte azote Neuquén Sapag explicó lo que sucedería en un caso de desborde de los ríos-como ocurrió en Bahía Blanca-. “Sería una ola. Un tsunami si lloviera la cantidad que llovió en Bahía. Rompería la represa y pasaría una gran cantidad de agua. No estamos exentos”, señaló, en alusión al peligro que enfrenta el sistema actual en caso de lluvias extraordinarias y falta de capacidad de almacenamiento.
Según explicó, a diferencia del río Limay, el río Neuquén no cuenta con lagos ni costas reguladoras, lo que agrava la situación. Por eso, considera fundamental avanzar con la construcción de una presa aguas arriba, pese a las dificultades económicas y políticas: “Vemos muy difícil hoy en día llevar adelante la construcción de una represa, a pesar de que todos los entes nacionales, provinciales e internacionales dicen que es la única manera de solucionar el tema de la seguridad del río Neuquén”.
Entre la falta de fondos y la ausencia de decisión política
Uno de los principales obstáculos, según Sapag, es la falta de recursos y financiamiento por parte del gobierno nacional, que no prioriza las obras estratégicas para la región. “Desde Nación no escuchan, ni se entiende. Hoy pensamos que esto tiene que ser asumido por la Provincia de Neuquén con sus propios recursos”, afirmó.
Pero para ello, sostiene que hace falta voluntad política: “Neuquén tiene que decir que si nadie entiende cuáles son las prioridades de seguridad, entonces las asumimos nosotros. Hay que dejar de discutir regalías y problemas económicos cuando la ley dice que lo primero tiene que haber es seguridad”.
En esa línea, también criticó el enfoque economicista de ciertos sectores: “El agua es primero para la vida, para las ciudades y la horticultura. La energía y lo económico es el cuarto lugar. Tenemos que resolver lo anterior”, reclamó.
Privatización y debate nacional: Sapag, convocado como asesor
En paralelo, la discusión nacional sobre la privatización de las represas hidroeléctricas reavivó el debate sobre quién debe gestionar estos recursos estratégicos. En ese marco, Sapag y otros referentes técnicos fueron convocados por legisladores para asesorar sobre el impacto que podría tener una eventual entrega al sector privado.
Desde su experiencia, Sapag remarcó la importancia de dejar de lado las ideologías para resolver los problemas de fondo: “Es lógico que se discuta sobre el dinero, pero hay que tener decisión política para construir. Pero todos ponen la ideología adelante y denostan la posibilidad de conseguir los recursos”.
En un contexto de crecientes eventos climáticos extremos y con una población en expansión —más aún con el desarrollo de Vaca Muerta—, Sapag insiste en que no se puede seguir postergando el debate estructural sobre el agua y la seguridad hídrica: “Tenemos que poner las prioridades como corresponde y ser previsores para poder desarrollarnos en paz”.