La ciudad de Cipolletti amaneció con una noticia que sacudió los corazones de todos: Gabriel Fernando Cares, un joven de 20 años, trabajador municipal e integrante del área de Protección Civil, perdió la vida tras un trágico accidente de tránsito ocurrido el domingo por la tarde.
Su fallecimiento generó una ola de dolor que atravesó a familiares, amigos, compañeros de trabajo y vecinos de la ciudad. Gabriel no era un nombre más dentro del esquema municipal: quienes lo conocieron lo describen como un joven solidario, responsable, con una vocación de servicio inquebrantable y una calidez humana que contagiaba.
Una vida comprometida con lo público
Gabriel había comenzado su camino en el área de Asuntos Vecinales y luego se sumó a Protección Civil, donde trabajaba activamente en tareas de asistencia, prevención y acompañamiento comunitario. Su labor era valorada y reconocida por todo su entorno.
El propio intendente Rodrigo Buteler se expresó en redes sociales, con palabras que resumen el sentimiento colectivo: “Gabriel fue un joven con una enorme vocación de servicio, solidario, siempre dispuesto a tender una mano y acompañar con compromiso cada tarea. Su calidez humana y dedicación lo convirtieron en un referente entre sus compañeros”.
El accidente
El siniestro ocurrió en la intersección de las calles Mariano Moreno y Tucumán. Gabriel circulaba en su motocicleta, y según testigos, llevaba puesto el casco al momento del impacto. A pesar de ello, sufrió heridas de extrema gravedad y falleció durante la madrugada del lunes.
Ahora, la Policía investiga las circunstancias del hecho. Se presume que podría haber un segundo vehículo involucrado, y que una maniobra imprudente habría desencadenado el choque fatal. Las pericias y los testimonios serán determinantes para esclarecer la situación y determinar responsabilidades.
La huella que dejó
La partida de Gabriel deja un vacío enorme. “Su huella queda en cada rincón donde trabajó”, expresó la Municipalidad en un comunicado. Quienes compartieron con él horas de trabajo no solo recuerdan su compromiso, sino también su sonrisa, su disposición para ayudar y su respeto por los demás.
En tiempos donde la violencia y los accidentes viales duelen cada vez más, la historia de Gabriel interpela a toda una comunidad. No solo por su juventud y el trágico final, sino porque su vida estaba dedicada a mejorar la de los otros.
Hoy Cipolletti lo despide con dolor, pero también con orgullo por el legado que deja. Un joven que, con apenas 20 años, ya había aprendido lo esencial: estar al servicio de los demás.