Si vivís en Bariloche y tu hijo esquía desde que aprendió a caminar, ojo, eso no quiere decir que su papá esté obligado a pagarle las clases. Así lo decidió la Cámara de Apelaciones, que le bajó el pulgar al pedido de una madre que quería que el padre del menor se hiciera cargo del 50% del costo en Adides y Fren, dos escuelas de esquí conocidas en la ciudad.
El argumento de la mujer parecía sólido, no se trataba de un lujo, decía, sino de una formación continua que incluso podría abrirle un futuro laboral al adolescente. Según explicó, el padre siempre había bancado esas clases, sin chistar, hasta que se cruzaron abogados en el medio.
Pero el tribunal no compró esa versión, para los jueces, el esquí no es un gasto básico ni habitual, por más que vivas abajo del cerro. No es como el colegio, los libros o el guardapolvo, es algo opcional, caro y que no entra en la categoría de “indispensable” dentro de la cuota alimentaria.
Además, el hombre ya está poniendo la billetera completa en otros rubros, paga el colegio privado del chico, los estudios universitarios de la hermana, y pasa una cuota mensual que equivale a tres salarios mínimos. Por eso, desde el tribunal dejaron en claro que sumarle el esquí como gasto fijo sería pasarse de rosca.
La historia tiene fondo, esta pareja está enfrentada hace años, con denuncias cruzadas: la madre habla de violencia económica y el padre dice que le quieren hacer pagar cosas que no puede cubrir. En el fallo, los jueces pusieron los puntos sobre las íes: los gastos extraordinarios hay que analizarlos con lupa. No se pueden meter en la misma bolsa que los esenciales. “La realidad económica también cuenta”, remarcaron.