Medio siglo de historias compartidas
El kiosco “San Sebastián” fue distinguido como comercio histórico de la ciudad de Neuquén. La Municipalidad colocó una placa artesanal en su frente, sellando un reconocimiento que los vecinos del barrio Limay ya sentían propio: que este lugar forma parte de su vida cotidiana.
Su dueña, Marta Marifil de Parada, lleva más de medio siglo abriendo las puertas del local todos los días, de lunes a lunes, con la misma energía con la que empezó. El kiosco, que en sus inicios era apenas un pequeño espacio, se transformó con los años en un polirrubro que acompañó el crecimiento del barrio y de las familias que lo habitan.
El kiosco que acompañó a generaciones
Para muchos vecinos, el kiosco no es solo un comercio: es un lugar cargado de recuerdos. Marta crió a sus hijos entre góndolas, cajas de golosinas y cuadernos escolares. El esfuerzo constante le permitió sostener su hogar y educar a sus hijos, uno de los cuales se recibió de ingeniero en la Universidad Nacional del Comahue.
El barrio Limay y el kiosco crecieron juntos. Allí se vendieron los primeros útiles para la escuela, los caramelos de los recreos, los cigarrillos de los adultos, y con el tiempo también se construyeron amistades. Muchos clientes terminaron siendo amigos, y algunos incluso ya llevan a sus nietos a comprar donde antes iban de chicos.
El reconocimiento oficial
El homenaje llegó de parte de la Municipalidad de Neuquén, a través de la Secretaría de Jefatura de Gabinete. La funcionaria a cargo destacó la trayectoria del comercio y el papel que cumple como parte de la identidad barrial. La placa artesanal colocada en la fachada lo inmortaliza como un pedazo de la historia neuquina.
Marta, emocionada, lo resumió con sencillez: “Estoy muy agradecida. Este kiosco es mi vida, crecimos con esfuerzo y voy a seguir firme como siempre”.