“Fue el jueves, a las 19. Ese día a las 15 había hablado con el propietario otra vez, y le había planteado que esto iba a pasar. ‘Las grietas son estéticas’ me dijo. Y a la tarde, me dí vuelta y ví que el suelo se abría. Gracias a Dios no estaba con mi hijita, o con mi sobrina”.
Así, entre angustiada e indignada por la situación, Julieta le relató al Noticiero Central el momento en el que la propiedad que habitaba junto a otros vecinos cedió bajo sus pies, separándose en dos y abriendo una fosa que dejó a cada uno de sus lados las grietas que tanto denunció.
“Esto no venía de ahora. En diciembre ya había ido a la municipalidad a quejarme de la empresa constructora y del propietario del lugar, porque esto ya se veía venir. Y el 13 de ese mes vinieron los inspectores a frenar la obra” recordó la mujer.
“En febrero, sin embargo, retomaron las tareas, pero por un permiso transitorio que les habían dado para hacer obras que garantizaran nuestra seguridad como vecinos. Pero en lugar de hacer eso, siguieron cavando” agregó.
Maia, otra de las afectadas, habló de la vulnerabilidad en la que quedaron. “Somos 4 familias, y hay 4 niños (dos nenas y dos nenes). Nos evacuaron pero nadie nos dio una respuesta. Ahora estamos sin gas ni agua. En mi caso pude mandar a mi hijita con su papá, pero de algo se tiene que hacer cargo el propietario. Y la municipalidad también debería responder” dijo.
Cabe recordar que todo ocurrió a la altura de Sargento Cabral al 500, en pleno centro neuquino, cuando una constructora levantó los cimientos del terreno y ocasionó un socavón en las viviendas particulares de la zona.
El suelo, finalmente, cedió el jueves último, y se generaron derrumbes que provocaron la intervención municipal, porque en una primera instancia se evacuaron las viviendas aledañas a la construcción. Ahora, sin embargo, el problema persiste, y los afectados reclaman una reparación.
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