INFORME ESPECIAL
Historias de tres mujeres y el aborto en Estados Unidos
No recibieron la atención médica adecuada a sus embarazos. Es "altamente probable” que Donald Trump lance una prohibición federal de aborto que abarque a todo el país.En 2022, con el voto de tres jueces nombrados en el cargo por el presidente Donald Trump, la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos anuló la resolución de 1973 de dicho tribunal conocida como Roe vs Wade, que a lo largo de casi medio siglo protegió el derecho de las mujeres americanas a interrumpir su embarazo.
Tras esa decisión, 22 estados de la Unión promulgaron leyes verdaderamente draconianas prohibiendo totalmente el aborto en todas sus formas y circunstancias, incluyendo los casos de incesto o violación o los legrados terapéuticos donde corre peligro la madre.
A la luz de sus propias declaraciones, se estima como “altamente probable” que a partir de su asunción el próximo 20 de enero de 2025, el actual presidente electo Donald Trump lance una prohibición federal de aborto que abarque a todo el país.
Estas historias son tan solo un atisbo de lo que vendrá.
Josseli Barnica
El 3 de septiembre de 2021, Josseli Barnica, una inmigrante hondureña de 28 años, se encontraba internada en un hospital de Houston, Texas, con 17 semanas de embarazo y un aborto espontáneo “en curso”, según consignaron los médicos de ese centro asistencial.
El bebé se encontraba pronto a salir, con su cabecita presionada con el cuello uterino de la joven mientras ella esperaba alguna respuesta del personal del nosocomio que, al parecer, discutía las decisiones a tomar.
Josseli había llegado a los Estados Unidos ilusionada con el “sueño americano”, la puerta hacia una vida más “vivible” que la que le ofrecía su país de origen, y en no pocas ocasiones llegó a sentir que ese barrio latino de Houston donde consiguió vivienda, con sus restaurantes salvadoreños y mexicanos, pletóricos de pupusas y tacos, bien podía ser “su lugar en el mundo”.
A la luz de sus propias declaraciones, se estima como “altamente probable” que a partir de su asunción el próximo 20 de enero de 2025, el actual presidente electo Donald Trump lance una prohibición federal de aborto que abarque a todo el país.
Al tiempo de instalarse consiguió trabajo, envió dinero a su madre en Honduras, conoció a su esposo en un partido de fútbol vecinal y al año nació su primera hija. En 2021 volvió a quedar embarazada pero los problemas surgieron en el segundo trimestre. Ese 3 de septiembre, Josseli se encontraba sin saberlo entre la vida y la muerte.
El procedimiento indicaba que se debía acelerar el parto o vaciar el útero para evitar así una infección letal, pero los médicos no lo hicieron y solo le comunicaron a los padres que se debía esperar hasta que no hubiera más latidos en el corazón del bebé ya que realizar cualquier maniobra abortiva como la prescrita en los protocolos terminaría con el seguro encarcelamiento de los galenos. Texas fue el primer estado en promulgar leyes anti-aborto que prevén cárcel para los médicos implicados en un aborto. Incluso no faltan legisladores que han propuesto pena de muerte para la madre que se someta a un aborto.
Entretanto, la joven Josseli esperó por 40 horas para que los médicos la trataran, rezando para que le permitieran volver a su casa, mientras su útero permanecía expuesto a las bacterias y los galenos discutían.
Al día siguiente, la doctora Shirley Lima, obstetra de guardia, diagnosticó un aborto espontáneo que calificó como “inevitable”.
En el historial de Barnica, la mëdica anotó que se había detectado el latido del corazón del feto y escribió que estaba proporcionando a Barnica medicación para el dolor así como “apoyo emocional”.
Susan Mann, experta nacional en seguridad del paciente en atención obstétrica y docente en la Universidad de Harvard, afirmó tras conocer el caso que “si esto hubiera ocurrido en Massachusetts o en Ohio, Josseli Barnica habría tenido ese parto en un par de horas”.
Tres dias despues, Josseli murió victima de la infección.
Susan Mann, experta nacional en seguridad del paciente en atención obstétrica y docente en la Universidad de Harvard, afirmó tras conocer el caso que “si esto hubiera ocurrido en Massachusetts o en Ohio, Josseli habría tenido ese parto en un par de horas”.
Amber Nicole Thurman
En 2022, Amber Nicole Thurman trabajaba de asistente médica mientras soñaba con ser enfermera. Para lograrlo, se había matriculado en la escuela de enfermería de su ciudad mientras imaginaba la felicidad.
Amber, una afroamericana de 28 años de edad, acababa de mudarse con su hijo de seis años a una nueva casa en Georgia, uno de los estados considerados “rojos” (republicanos y conservadores) y donde existe una legislación que castiga con duras penas de prisión la realización de un aborto cualquiera sea la circunstancia.
Según su mejor amiga, Ricaria Baker, Amber estaba embarazada de gemelos y había decidido interrumpir su gestación ante la imposibilidad de mantenerlos.
Debido a la legislación anti-aborto imperante en Georgia, decidió hacerlo en Carolina del Norte, donde el aborto es legal, para lo cual solicitó un turno con una clínica local. Desgraciadamente, el infernal tránsito por la carretera interestatal complicó sus tiempos y Amber terminó perdiendo su cita en el quirófano.
La clínica le ofreció entonces un aborto farmacológico mediante el suministro de píldoras abortivas, un recurso considerado seguro aunque puede tener complicaciones.
Ya de vuelta a Georgia, la joven comenzó a sentirse mal y debió ser trasladada a un hospital donde se comprobó que no había podido expulsar la totalidad del tejido fetal de su interior, lo cual, según los médicos, le había provocado una “sepsis aguda grave”.
En medio de los lacerantes dolores que desgarraban la humanidad de la joven, los médicos, atenazados por el terror al castigo que podrían sufrir si violaban la ley, demoraron 17 horas en realizar la cirugía que podría haber salvado la vida de Amber.
Tras una cirugía abdominal abierta seguida de una histerectomía, el corazón de Amber se detuvo para siempre y con él sus sueños y su felicidad.
"Amber estaría viva ahora mismo si no fuera por Donald Trump y la prohibición del aborto de (el gobernador de Georgia) Brian Kemp", aseguró Mini Timmara, presidenta de la organización Reproductive Freedom for All. "Todos ellos tienen las manos manchadas de sangre", agregó.
Nevaeh Crain
El 28 de octubre de 2023 en Texas, Nevaeh Crain, de 18 años y seis meses de embarazo, despertó con dolor de cabeza, fiebre, nauseas y vómitos. Era el dia previsto para su “baby shower”, la tradicional ceremonia donde se le da la bienvenida al futuro bebé.
Nevaeh terminó como pudo la fiesta y marchó junto a sus padres rumbo al hospital.
Una vez allí le diagnosticaron una infección en la garganta, le prescribieron antibióticos y, pese a que continuaba vomitando y se quejaba de un intenso dolor abdominal, la enviaron a casa sin evaluar los riesgos que podría tener el embarazo.
Esa noche, la joven despertó en medio de más dolor abdominal.
Su madre, Candace Falls, la llevó a otro hospital donde constataron pulso elevado y casi 40 grados de fiebre, sintomas de una septicemia, además de una infección urinaria.
Tras constatar que el corazón del bebé estaba latiendo –condición obligada por la ley para no realizar un aborto- la enviaron a su casa con más antibióticos.
Al día siguiente fue llevada a un tercer hospital en medio de una hemorragia. Debido a la prohibición casi total del aborto en Texas, los médicos están imposibilitados de remover el feto del vientre de la madre si ésta no se encuentra en un peligro inminente.
Dos horas después de su llegada al hospital, los médicos realizaron una ecografía y confirmaron la muerte del bebé. Pese al dolor extremo que sufría la joven, los galenos dijeron que era “demasiado tarde” para realizar una cesárea “no planeada”.
Tras constatar que el corazón del bebé estaba latiendo –condición obligada por la ley para no realizar un aborto-, a Nevaeh Crain la enviaron a su casa con más antibióticos. Al día siguiente fue llevada a un tercer hospital en medio de una hemorragia.
Horas después, Nevaeh murió en la sala de terapia intensiva.
Brittany Fonteno, presidenta y directora ejecutiva de la Federación Nacional del Aborto afirmó que “Nevaeh murió porque los médicos de guardia de tres hospitales diferentes temieron represalias legales por parte de extremistas antiabortistas y perdieron horas preciosas debatiendo cómo tratarla".
Amber Thurman, Josseli Barnica y, ahora, Nevaeh Crain. Estas son solo algunas de las primeras personas que conocemos que han perdido la vida debido a prohibiciones extremas y peligrosas del aborto que les negaron atención esencial y de emergencia”, agregó.