En el marco del 123° aniversario de la fundación de Bariloche, el rescate de la memoria visual cobra especial relevancia y el Archivo Visual Patagónico (AVP) se convierte en un actor principal, siendo una de las colecciones más completas de la región del Nahuel Huapi, con más de 23.000 fotografías.
Si bien, oficialmente, la ciudad andina se fundó en 1902, en el AVP se registran imágenes que datan de finales del Siglo XIX. Entre estas joyas fotográficas se encuentra la que es considerada la primera imagen de Bariloche.
El custodio
Federico Silin es el creador y custodio del Archivo Visual Patagónico. Desde 2003, ha reunido más de 23.000 imágenes que abarcan desde fines del siglo XIX hasta la década de 1960, documentando la evolución arquitectónica, social y cultural de la zona.
Según fue contando en entrevistas, lo que comenzó como una búsqueda de material para una tesis de animación se transformó en un proyecto de rescate patrimonial sin fines comerciales, con el objetivo de digitalizar, organizar y difundir estas fotografías para que estén al alcance del público.
El AVP se estructura en dos grandes períodos: la etapa pionera (1895-1935), marcada por la llegada de inmigrantes europeos y la consolidación de Bariloche como colonia agrícola, y la etapa de institucionalización (1934-1960), cuando la creación de Parques Nacionales impulsó el desarrollo turístico y urbano.
La mayoría de las imágenes fueron aportadas por familias tradicionales de la región, como los Capraro, Reinhardt y Pefaure, y permiten reconstruir escenas de la vida cotidiana, la arquitectura de madera, las actividades lacustres y los cambios en el paisaje urbano.
El archivo también está disponible en línea, organizado por temas y colecciones, y se puede acceder a través de plataformas como Flickr, Facebook e Instagram.
Feliz Bari-cumple
El 3 de mayo, Bariloche celebró 123 años de su fundación, y como ya es tradición, y a pesar de la lluvia y las bajas temperaturas, la ciudad organizó un desfile en el que participaron cientos de representantes de instituciones, escuelas y vecinos. Un evento central en la celebración, lleno de color y alegría.
Enclavada en la región andina de la Patagonia argentina, Bariloche tiene una historia que se remonta a tiempos precolombinos, cuando el área estaba habitada por pueblos originarios como los Mapuche y Puelche. Con la llegada de misioneros y exploradores europeos en el Siglo XIX, comenzaron los primeros contactos interculturales que cambiarían la fisonomía del lugar.
Fue oficialmente fundada en 1902, y su nombre —una combinación de “Carlos Wiederhold”, comerciante de origen alemán-chileno que instaló un almacén en la zona, y el término “Vuriloche”, del idioma Mapuche— refleja ese mestizaje de raíces indígenas y colonas.
Con el correr de los años, se transformó en un polo turístico de renombre internacional, gracias a su impactante entorno natural de lagos cristalinos, bosques frondosos y montañas nevadas. A partir de mediados del siglo XX, la ciudad ganó fama como destino invernal, especialmente por su centro de esquí Cerro Catedral, y como emblema de la arquitectura alpina en Argentina.
Hoy, Bariloche no solo es sinónimo de paisajes y chocolate artesanal, sino también de una identidad cultural rica, atravesada por la migración europea, las tradiciones mapuches y una comunidad vibrante que mantiene viva su historia.
Primera postal
Según ha afirmado Federico, la foto más antigua de Bariloche, que forma parte del Archivo Visual Patagónico (AVP), es de 1895 y muestra la botadura del vapor Cóndor en Puerto Blest en las aguas del lago Nahuel Huapi. Esta imagen, de gran valor histórico, fue capturada por Otto Meiling, pionero de la zona, o posiblemente por un integrante del primer equipo de exploradores de la Dirección de Tierras.
En ella se ve al Cóndor, una embarcación de casco metálico utilizada para transportar carga y pasajeros entre los pocos asentamientos existentes, cuando la región aún era una frontera en proceso de ocupación estatal.
El vapor Cóndor fue parte del entramado logístico que conectaba las postas entre la cordillera y el Alto Valle, antes de la llegada del tren. Su presencia marcó una etapa fundacional en el desarrollo de la región andina de Río Negro, cuando aún no existía la ciudad de San Carlos de Bariloche como tal. La imagen lo muestra amarrado en la costa, rodeado por un paisaje natural casi intacto, sin rastros de urbanización, en un tiempo en que los lagos eran las principales vías de comunicación.
Esta fotografía no solo representa un registro técnico de un medio de transporte, sino que encierra también un relato visual sobre el inicio del proceso de colonización y ocupación del sur argentino.
Se trata de una imagen fundacional que integra hoy el Archivo Visual Patagónico, y que permite dimensionar cuánto ha cambiado el territorio y cuáles fueron los actores —invisibles o presentes— de esa transformación.