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Alumnos patagónicos, testigos privilegiados de la expedición submarina de CONICET

Desde el aula hasta el océano, estudiantes barilochenses conversaron en vivo con un científico del Falkor y descubrieron los secretos de una expedición que deslumbra a todo el país.

Miércoles, 06 de agosto de 2025 a las 09:20
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Alumnos de Bariloche en comunicación con el Falkor (Fotos: Gentileza Antu Ruca y CONICET)

Antu Ruca es una escuela pública de gestión social ubicada en Bariloche, a unas 15 cuadras del Centro Cívico. El Falkor es el barco del CONICET que, desde hace días, navega a 200 kilómetros de la costa de Mar del Plata, explorando el cañón submarino de esa zona. Es decir, ambos puntos están separados por más de 1600 kilómetros. Sin embargo, esta semana se unieron en una cálida y emocionante charla, donde niñas y niños de esa primaria patagónica pudieron conversar con el biólogo Ignacio Chiesa, miembro de la expedición, sobre las maravillas de la ciencia y el fondo del mar.

La vicedirectora de Antu Ruca, Claudia Dalterio, explicó que el contacto fue posible gracias a una docente de la institución que conoce al científico. A pesar de su intensa agenda a bordo, Chiesa no dudó en hacerse “un huequito” para atender a la escuela barilochense.

La ciencia nos espera

En colaboración con el Schmidt Ocean Institute, investigadores del CONICET llevan adelante la expedición “Underwater Oases of Mar del Plata Canyon: Talud Continental IV”. Se trata de una campaña científica que explora una región de alta biodiversidad y escasamente estudiada del Atlántico Sur. La misión se transmite en vivo por YouTube y ha captado la atención de miles de personas, con picos de más de 50.000 espectadores.

“nos llenó de alegría a estudiantes y docentes”

“Desde que comenzó la expedición, durante la ronda de novedades con la que iniciamos cada jornada escolar, surgieron charlas sobre lo que los chicos veían en sus casas gracias a la transmisión en vivo. Se generaban conversaciones espontáneas llenas de curiosidades”, cuenta Claudia.

Además, señala que “en algunos grados ya se venía trabajando el tema de los invertebrados, y en el área de plástica, durante el primer cuatrimestre, se habían abordado contenidos vinculados al fondo del mar, observando y pintando animales, plantas y paisajes”.

"“Valorar el trabajo de nuestros científicos es nuestra apuesta"

Con todo ese bagaje y la curiosidad que despertó la expedición, estudiantes de 4° a 7° grado de la escuela participaron de una esperada videollamada por WhatsApp. “Las preguntas las hicieron los chicos y chicas en el transcurso de la charla con Ignacio”, cuenta la vicedirectora.

Preguntas con profundidad

Ignacio Chiesa —o “Nacho”, como lo llamaron los chicos— es doctor y licenciado en Ciencias Biológicas e investigador del CADIC-CONICET en Tierra del Fuego. Forma parte de la inédita expedición que explora el cañón submarino de Mar del Plata a más de 3900 metros de profundidad

“Al comenzar la charla, Nacho nos hizo un recorrido virtual por todo el barco. Vimos desde los camarotes y la cocina, hasta el laboratorio. En cada espacio explicó su función y cómo se organizaban para trabajar”, detalla Claudia.

Los chicos interactuaron una hora con el científico

También les mostró un mapa con las rutas del Falkor y les indicó el punto exacto donde se encontraban en ese momento. “Nos explicó que en cada sector del barco había pantallas que mostraban en vivo lo que ocurría en el fondo del mar, y nos ayudó a interpretar los datos que aparecían: profundidad, temperatura, entre otros”.

En el laboratorio, el científico describió el proceso de recolección de muestras, cómo llegaban hasta allí y el tratamiento que se les daba para estudiarlas y conservarlas. Muchas de ellas, aclaró, tienen como destino final el Museo de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia.

Durante la charla, también les llamó la atención una serie de cuadros que un artista plástico estaba realizando como parte del registro de la expedición.

Además de explicar los turnos de trabajo, Chiesa relató cómo los técnicos operaban el robot submarino para recolectar muestras, y la importancia de las anotaciones y dibujos que realizaban durante cada inmersión como parte del trabajo científico.

Chiesa respondió preguntas e hizo un recorrido virtual por todo el barco.

Las preguntas del estudiantado no se hicieron esperar: ¿Cuántos científicos había en el barco? ¿Cuántas horas trabajaban? ¿Cómo eran los turnos? ¿Cómo se manejaba el robot? ¿Qué presión había en el fondo del mar? ¿Encontraron animales peligrosos?

También quisieron saber por qué Ignacio había elegido ser biólogo, qué era lo que más le gustaba de su trabajo, cuál era su especie favorita y qué descubrimiento le había sorprendido más hasta ahora. La comunicación duró una hora “en la que las preguntas y respuestas nos llevaron a nuevos interrogantes”, concluye Claudia.

Ciencia con todo

Sin dudas, esta expedición volvió a despertar el entusiasmo social por la ciencia. La misión, transmitida en vivo por streaming, dejó ver la belleza y los misterios del fondo marino desde una mirada científica y accesible.

El streaming del CONICET logró picos de 50 mil espectadores

Y, en este caso, la posibilidad de interactuar directamente con un científico a bordo del Falkor “nos llenó de alegría a estudiantes y docentes”, expresó la vicedirectora. “Fue emocionante poder recorrer el barco junto a Nacho, ver los espacios donde trabajan, las personas frente a las pantallas, los libros, la maquinaria que no se detiene. Y ahí estábamos nosotros, desde la escuela, a más de 1500 km, compartiendo ese momento tan especial”.

Para Claudia, experiencias como esta abren puertas: “Valorar el trabajo de la ciencia argentina y de nuestros científicos es nuestra apuesta como institución educativa”.

Y concluye: “Esta vivencia, minuto a minuto, hizo que la ciencia entrara en las conversaciones cotidianas. Poder ver de cerca el trabajo de los científicos, que comparten con tanta pasión lo que hacen, despertó la curiosidad y el interés de muchas personas. En Bariloche hay muchas instituciones científicas, pero muchas veces no se sabe con claridad qué hacen. Conocer ese trabajo permite valorarlo como se merece”.

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