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Lunes 22 de Diciembre, Neuquén, Argentina
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El 9% de adolescentes entre 13 y 18 años consume cigarrillos electrónicos

Especialistas advierten sobre los riesgos del cigarrillo electrónico y remarcan la importancia de generar espacios libres de humo y vapeo para prevenir la adicción.

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El vapeo se convirtió en los últimos años en una práctica cada vez más frecuente entre adolescentes, impulsado por dispositivos pequeños, diseños atractivos y sabores frutales que generan la falsa sensación de ser una opción inofensiva frente al cigarrillo tradicional.

Sin embargo, detrás de esa estética “moderna”, especialistas advierten sobre riesgos graves para la salud. Aunque muchos jóvenes aseguran que “solo están probando”, la mayoría de los cigarrillos electrónicos contiene altas concentraciones de nicotina, incluso superiores a las del tabaco convencional, según un informe al que accedió la Agencia Noticias Argentinas.

“La nicotina llega al cerebro en segundos y genera adicción rápidamente, especialmente durante la adolescencia, cuando el sistema de recompensa es más vulnerable”, explicó la Dra. Valeria El Haj. Según señaló, esta dependencia temprana no solo dificulta abandonar el vapeo, sino que incrementa la probabilidad de que los jóvenes luego fumen cigarrillos tradicionales.

En Argentina, los datos confirman la preocupación. Un estudio de 2023 de la Fundación Interamericana del Corazón (FIC Argentina) reveló que el 8,9% de los adolescentes de entre 13 y 18 años consume cigarrillos electrónicos, mientras que en la Ciudad de Buenos Aires, el 38,7% de los jóvenes probó algún producto de tabaco o nicotina.

Desde el punto de vista médico, los riesgos van más allá de la adicción. “Además de nicotina, los vapeadores pueden contener metales pesados, solventes y compuestos químicos que, al calentarse, se inhalan”, advirtió la directora médica nacional de Ospedyc. La especialista alertó que esta exposición puede provocar irritación de las vías respiratorias, inflamación pulmonar, tos persistente y dificultad respiratoria, e incluso lesiones pulmonares graves.

A nivel cognitivo y emocional, los efectos también son significativos. La nicotina puede alterar la memoria, la concentración y la capacidad de aprendizaje, además de generar ansiedad, irritabilidad y cambios de ánimo cuando aparece la abstinencia. “Muchos adolescentes ya describen sentirse dependientes del dispositivo”, señaló la Dra. El Haj.

Si bien la venta de vapeadores está prohibida para menores, el acceso sigue siendo sencillo a través de kioscos, redes sociales y plataformas online. Frente a este escenario, los especialistas remarcan la importancia del diálogo familiar y escolar, con información clara y sin estigmatizar.

Generar espacios libres de humo y vapeo, hablar sin juzgar y ofrecer información basada en evidencia permite que la prevención llegue antes que la dependencia. Cuando el consumo ya está instalado o genera ansiedad, recomiendan buscar acompañamiento profesional para evitar que la adicción se profundice.

“El vapeo en la adolescencia no es una moda pasajera, sino un fenómeno que puede impactar la salud respiratoria, emocional y cognitiva de toda una generación. Abordarlo a tiempo es clave para proteger el bienestar de los jóvenes”, concluyó la Dra. El Haj.

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