La irrupción de la inteligencia artificial (IA) está provocando un intenso debate sobre el futuro de la consultoría. Con funciones de investigación y respuestas estratégicas cada vez más accesibles y automatizadas, algunos expertos plantean que el modelo tradicional corre riesgo de quedar obsoleto, ya que los clientes demandan resultados más rápidos y efectivos.
Sin embargo, como señala un conocido refrán, “cuando se cierra una puerta, se abre una ventana”. En este contexto, el acompañamiento de organizaciones tecnológicas especializadas se vuelve fundamental para abordar la adopción de soluciones transformadoras. Estas consultoras deben considerar no solo los aspectos tecnológicos, sino también la cultura organizacional y el propósito, elementos claves para transitar con éxito esta evolución.
Las consultoras ágiles y especializadas reconocen que la IA modificará roles y tiempos, pero insisten en que el propósito no se pierde, sino que se redefine. En este nuevo panorama, el foco está en la diferenciación y la generación de valor real a través de la transformación cultural y tecnológica.
El fenómeno de la IA en el ámbito empresarial
Uno de los principales obstáculos para la implementación efectiva de la IA es la resistencia cultural dentro de las empresas. Menos del 20% de las organizaciones han logrado escalar la inteligencia artificial de forma significativa, muchas permanecen en etapas experimentales, a menudo por entender la IA solo como un tema tecnológico y no como una transformación integral del negocio.
Es común que las empresas soliciten incorporar IA para procesos específicos sin comprender plenamente sus implicancias o el impacto real que puede generar. En estos casos, la intervención de consultoras externas con una mirada crítica y especializada puede marcar la diferencia.
En un entorno saturado de datos y modelos de lenguaje masivo (LLM), la información es abundante, pero la capacidad para interpretarla y darle sentido es limitada. Aquí, las consultoras deben posicionarse como guías expertas que ayudan a las compañías a navegar esta “niebla de la IA”. La especialización en nichos de mercado permite construir una reputación sólida que la IA no puede reemplazar.
Además, la creciente demanda de perfiles con experiencia y seniority en el ámbito profesional se refleja en la consultoría, donde los clientes buscan organizaciones ágiles que los orienten para rediseñar sus negocios con la IA como eje central, logrando transformaciones de impacto.
En un mundo donde la IA ofrece respuestas inmediatas, la habilidad para formular las preguntas correctas se vuelve el recurso más valioso. La IA puede resolver problemas, pero no comprende las necesidades emocionales o estratégicas que los motivan.
El rol humano es esencial para brindar “permiso emocional para actuar” y “protección para sobrevivir si algo sale mal”, factores que fomentan la confianza y el criterio, aspectos que la inteligencia artificial no puede replicar.
El modelo de consultoría está cambiando: el valor se traslada de la mera información a la acción efectiva, la reputación y la transformación profunda. Quienes logren dominar esta nueva dinámica no solo sobrevivirán, sino que prosperarán en la era de la inteligencia artificial.