Nido Blando

“El pez si no abre la boca, muere”

A veces, el arte tiende puentes hacia territorios innombrables, da palabras a lo inadmisible y, en este camino, hace visible problemáticas que nos conmueven hasta lo más profundo. Entrevista a Agnese Boaretto, directora de “El pez si no abre la boca, muere”.
viernes, 14 de junio de 2019 · 09:24

Por Carla Barbuto

“Creo que el arte puede funcionar como una herramienta de transformación social, habilita la palabra”, nos dijo Agnese Boaretto, directora de “El pez si no abre la boca, muere”, corto que da palabras a los inocentes que sufren abuso infantil.


El pez si no abre la boca, muere” es un cortometraje de ficción y un micro documental sobre abuso infantil…
Si, son dos piezas. Mientras estábamos por empezar a grabar el corto, surgió la idea del documental que registrara cómo hicimos el corto y que incluyera entrevistas a referentes en la problemática del abuso sexual infantil.
Ya que íbamos a tener a los expectadores en la sala, queríamos completar la información respecto a data más dura. En el corto es muy claro el mensaje pero es implícito; en cambio, en el micro documental ya se habla con todas las palabras.

¿Cómo fue el proceso del corto?
A fines de 2017, principios de 2018, empecé a escribir el guión. Comenzamos a armar el equipo técnico. Terminamos siendo 25/30 personas con la gente de pre y post producción. Es un proyecto independiente, al principio todos se sumaban desinteresadamente y después fuimos consiguiendo recursos en el camino. En septiembre, hicimos el casting para el personaje del niño, fueron 45 y encontramos a Mateo, que tenía 8 y ya cumplió lo 9.

 

"Creo que el arte puede funcionar como una herramienta de transformación social, habilita la palabra."

 

Tremenda la tarea de explicarle un tema tan espinoso a un niño tan chiquito, ¿no?
Empezamos a trabajar con él y con los papas. Era importante que él entendiera lo que íbamos a hacer y sobre la problemática… Ese fue el desafío más grande.
Pero los niños entienden más que nosotros. A veces, cargamos con muchos prejuicios de cómo lo van a entender y lo hacen, obviamente con la psicología de un niño de esa edad. Es importante que entiendan que su cuerpo es su territorio, su propiedad, que nadie los puede tocar…. Trabajamos mucho en ese personaje, para que Mateo entendiera que era un personaje… de mentira (por así decirlo), de ficción, que lo habíamos creado nosotros.

 

Primero Mateo, después Laura Azcurra
Si, surge la idea de buscar una actriz con trayectoria y nos pusimos en contacto con varias. Laura Azcurra fue muy receptiva y decidió sumarse sin conocernos. Le interesó el proyecto por la problemática. Es buenisimo que tome como algo personal el hecho de visibilizar una situación silenciada.
¿Cómo seguimos? El rodaje fueron dos días en China Muerta. Fue un trabajo colectivo donde cada uno aportaba desde su  lugar, fue 100% colectivo. Después tuvimos un tiempo de postproducción y tuvimos el apoyo de la Secretaría de la Niñez para mejorar cosas puntuales de sonido para que sea lo más profesional posible. Se ve muy bien, se escucha muy bien y el mensaje, que es lo más importante, quedó plasmado.  

 

 

Y llegamos al 11 de junio, día del estreno
SI, fue súper lindo. El Teatro Español estaba lleno, había gente en los pasillos. Fue interesante la instancia de debate, sentí algo muy lindo en la sala. La gente estaba muy receptiva del mensaje. El corto es muy sensorial, que interprela desde lugares muy subjetivos. Yo había visto como 700 veces el corto porque hice la postproducción, pero ese día, fue como verlo por primera vez. Fue emocionante, lo volví a ver con ellos. Tenía la emoción del estreno, la emoción que estén todos ahí y la emoción que seguramente más de uno salió de ahí y pudo contarlo en sus lugares. Eso me parece re copado y no por la película sino por el mensaje, poder hablar para sanar, poder poner la mirada en señales de los niños que a veces pasamos por alto por ignorancia, por negación, por muchas cuestiones… Que el cine se haga eco es hermoso.

 

"Es importante que los niños entiendan que su cuerpo es su territorio, su propiedad y que nadie los puede tocar."

 

Claro, ¿qué reflexión hacés sobre el arte como herramienta para dar visibilidad a esta problemática?
Ese fue el germen del corto. Es un tema que me angustiaba mucho y me sentía impotente y sin hacer nada. En base a eso, había pensado vincularme con alguna ONG o espacio de trabajo de campo. Pero me di cuenta que las herramientas que tenía yo como realizadora era el cine, la imagen, lo audiovisual. Ahí empecé con el guión y el proyecto fue creciendo de forma orgánica con gente hermosa… y así creció al documental y una web con la data de cómo lo hicimos, de quiénes formamos parte, están los links de instituciones que trabajan en el tema… En base a todo eso, que ya no tiene que ver con un corto sino con un proyecto más grande, creo que el arte puede funcionar como una herramienta de transformación social, habilita la palabra. El pasado no nos tiene que condenar, ni victimizar. Hay mucho más por delante. Creo que poder hablarlo y sacarlo del cuerpo te empieza a correr del espacio de víctima y te hace empoderarte como sobreviviente. Es como decir: “Me pasó esto pero pude hablarlo, pude denunciar, pude ayudar a otros y pude volverlo arte”.

 

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