El vestuario de River fue un reflejo del campo de juego: silencio, bronca y miradas perdidas. La eliminación por penales ante Independiente Rivadavia de Mendoza en las semifinales de la Copa Argentina dejó al equipo de Marcelo Gallardo otra vez en el ojo de la tormenta, sumando una nueva frustración en una temporada que parece no encontrar rumbo.
El Millonario no pudo abrir el marcador en los 90 minutos y terminó cayendo desde los doce pasos. La definición tuvo un condimento especial: el arquero mendocino Franco Centurión, cuyo pase pertenece a River, fue protagonista al atajar un penal decisivo, mientras que Giuliano Galoppo erró el suyo con un remate que los hinchas no le perdonaron.
El golpe caló hondo. “No es para cualquiera sostenerse en este momento. Los hombres se destacan en estas situaciones”, lanzó Gallardo en conferencia, en una frase que sonó tanto a advertencia como a desafío. La eliminación no solo complica el cierre del año, sino que deja al técnico bajo la lupa, con cada vez menos margen ante los hinchas y la dirigencia.
La imagen final en el estadio Mario Alberto Kempes fue elocuente: jugadores caídos en el césped, caras largas y un entrenador que, por primera vez desde su regreso, parece sin respuestas. River acumula decepciones en serie y deberá reinventarse rápido.
El próximo compromiso será ante Gimnasia de La Plata, en el Monumental, en un partido que puede marcar un antes y un después.