San Lorenzo vive un incendio permanente y esta semana sumó un capítulo que sorprendió a todo el fútbol argentino. Mientras el club atraviesa una de las peores crisis económicas e institucionales de su historia reciente, con su presidente apartado, un consejo dividido y jugadores que hace meses no cobran, la AFA debió intervenir para evitar un daño aún mayor: perder a una de las pocas figuras del plantel.
La situación explotó cuando Alexis Cuello intimó al club por una deuda que supera los 75 mil dólares, advirtiendo que, de no regularizar su situación, quedaría en libertad de acción. En Boedo el clima interno ya estaba al límite: salarios atrasados desde julio, amenazas de no entrenar, empleados sin cobrar y un vestuario cansado de las promesas incumplidas.
Con el club prácticamente paralizado y sin conducción firme, Claudio “Chiqui” Tapia decidió actuar. Por instrucción directa del presidente, la AFA transfirió los sueldos de julio (saldo) y agosto a todo el plantel profesional. Además, se hizo cargo del pago completo de los meses de septiembre y octubre de Cuello, impidiendo así que el delantero quedara libre y generara un perjuicio económico aún mayor para el club.
El operativo financiero incluyó un comunicado oficial, donde la AFA confirmó que tomó cartas en el asunto para “evitar un daño a la institución”. En otras palabras, una asistencia de emergencia en una crisis que ya puso en evidencia las serias falencias de la gestión actual.
Mientras tanto, San Lorenzo sigue sin presidente activo, con un consejo dividido y con conflictos económicos que vienen desde 2023 y que no dejan de crecer. La intervención de la AFA evitó un golpe inmediato… pero no solucionó el problema de fondo: un club grande que, sin orden y sin recursos, sigue jugando un partido que parece cada vez más cuesta arriba.