El pase de Maximiliano Salas a River Plate encendió la mecha de un conflicto que ya se había cocinado en silencio. En la previa del partido por Copa Argentina entre Racing y San Martín de San Juan, el presidente de la Academia, Diego Milito, rompió el silencio y apuntó directamente contra el presidente de River, Jorge Brito, y el entrenador Marcelo Gallardo, por haber “traicionado la palabra” y “rompido los códigos” que históricamente marcaron las relaciones entre clubes del fútbol argentino.
"Estamos decepcionados con River, con su presidente y con su entrenador"
En diálogo con TyC Sports, Milito no se guardó nada:
“No queríamos negociar a Salas. Teníamos todo acordado para renovar su contrato hasta 2028. Estaba feliz, contento en el club. Pero después hubo un llamado que lo hizo dudar y frenó todo. River rompió un acuerdo de palabra. Estamos decepcionados con Brito y con Gallardo. No tienen códigos”, lanzó.
El directivo reveló que hacía apenas un mes había mantenido una conversación con los dirigentes de River, quienes le aseguraron que no ejecutarían la cláusula de rescisión del jugador. Sin embargo, pocos días después, el club de Núñez activó esa misma cláusula por 8 millones de euros, lo que desató la furia de Racing.
“Hay códigos entre dirigentes que se deben respetar. Si todos actuáramos así, esto sería una selva. Nosotros no lo haríamos. River no honró su palabra”, insistió Milito.
El llamado de Gallardo: la chispa que encendió la traición
El trasfondo de la operación tiene un nombre clave: Marcelo Gallardo. Según se supo, fue el propio técnico millonario quien llamó a Maximiliano Salas para seducirlo con su proyecto deportivo y convencerlo de no renovar con Racing. Esa comunicación cambió todo. El delantero detuvo la firma de su nuevo contrato y, días después, River ejecutó su cláusula de salida sin mediar negociación.
“Con el entrenador de River hace más de un año que no tengo relación. Entiendo que llamar a jugadores es una práctica habitual de él. Yo no lo haría”, disparó Milito, con un dardo directo al Muñeco.
Una operación legal, pero cargada de tensión
Desde lo reglamentario, River no cometió ninguna irregularidad. Activó la cláusula de rescisión del contrato de Salas y, como la legislación permite, se llevó al jugador sin sentarse a negociar con Racing. Pero desde lo ético, para Milito y el mundo Racing, hubo una traición.
La situación incluso dejó secuelas entre los hinchas: el número de teléfono de Salas fue filtrado en redes sociales, su esposa recibió amenazas y el jugador fue silbado en un amistoso en Paraguay. Una muestra de cómo una operación de mercado puede volverse un hervidero emocional.
Racing se planta: “Vamos a defender nuestra identidad”
Pese a la tormenta, Milito se mostró firme y envió un mensaje claro a los hinchas:
“Vamos a defender este escudo, esta camiseta. No es nuestra intención que se vayan más jugadores. Queremos sostener una base y potenciar al equipo”.
La exégesis del caso: ¿qué pasó realmente?
– Racing y Salas tenían todo arreglado para extender el vínculo hasta 2028, con mejora salarial y cláusula elevada.
– Gallardo llamó al jugador y lo convenció de no firmar.
– River ejecutó la cláusula de 8 millones de euros y se llevó al delantero.
– Milito se sintió traicionado, denunció una falta de códigos, y cuestionó tanto a Brito como a Gallardo por romper un acuerdo verbal.
– El pase generó una ruptura en la buena relación entre ambos clubes.
¿Qué sigue?
Mientras Maximiliano Salas ya se entrena con River y firmó contrato hasta 2029, en Racing todavía duele la manera en que se dio su salida. La herida no es solo deportiva: es institucional, ética y emocional. Milito lo dejó claro: “Esto no se hace”.