Las cábalas en el fútbol son rituales, en los que se cree mucho. Tanto cuando es favorable, como cuando algunos personajes, se les pone el mote de mufa o piedra, por malos resultados que se registran con la sola presencia en el lugar, o recinto o cercanía. Cipolletti arrancó perdiendo en el Torneo Federal A 2025 en sus dos primeras presentaciones. En la tercera fecha ante Guillermo Brown de Puerto Madryn, nació la cábala y el ritual. Aquel día se cruzaron en la mitad de la cancha, el fotógrafo y periodista Luis Alberto Amaolo y el delantero tucumano Cristian Ibarra. Se abrazaron en la mitad de cancha y prometieron hacerlo si había algún gol del delantero.
Aquel día en nativo de Lules, como Palito Ortega, habrá pensado "Yo tengo Fe" como la canción más conocida del cantante popular.
El ritual continuó en Bahía Blanca, golazo de chilena del norteño y victoria por primera vez en la historia ante Villa Mitre en la cancha de Liniers en el barrio Universitario, con la presencia en cancha del "paparazzi".
Y así siguió en la primera fase donde Ibarra, no solo fue el goleador de los albinegros, de la Zona 1, sino que fue el máximo artillero del campeonato. Y uno de las claves para que Cipolletti ganara su grupo, mantuviera la categoría, se convierta en candidato al ascenso y se volvieran a vivir tiempos que hace mucho tiempo no se vivían en el alto valle.
El domingo, Ibarra no pudo ser de la partida por lesión, pero la cábala volvió a dar resultados.
En sus redes sociales, Amaolo comentó que "ayer (por el domingo) no pudimos cumplir la ya clásica cábala de cada partido con Cristián Ibarra. -que quedó afuera por lesión-, Así que "El Picante" -apodo de Ibarra- me propuso “la trasladamos. Hacela con Velita -por Leandro Vella-”. Cumplimos el ritual con y al rato, el pibe clavó dos golazos desde 25 metros. Gracias por ese abrazo!!! Se vienen muchos más".
Las brujas no existen, pero que las hay, las hay. Creer o reventar dirían otros.
Lo cierto que el ritual se cumple y por ahora da sus frutos. Y algunos piensan en el ascenso de la mano de los goles y de los abrazos del fotógrafo.
Muchos recuerdan el Mundial de 1986 en México, campeón del Mundo Argentina dirigida por Carlos Salvador Bilardo y de la mano del "mágico" Diego Armando Maradona y sus decenas de cábalas y rituales. Respetar los asientos en el micro que los trasladó al estadio en cada partido, los misma ropa interior de varios de los integrantes del plantel, la música de Valeria Linch, la parada obligada en un kiosko. Nadie podrá asegurar que fue determinante para el mejor gol de los mundiales a Inglaterra y el tanto de "La Mano de Dios" ambos del excelso "10". Pero nunca se dejaron las cábalas, ni los rituales de lado.
Cipolletti se aferra a todo para la gran campaña y los goles vienen de los abrazos en la previa del partido y en el saludo cuando se marca un gol. Creer o reventar.