Vélez se juega la vida este martes en Avellaneda. Desde las 19, el equipo de Liniers saltará al césped del Cilindro con la obligación de dar vuelta la serie de cuartos de final de la Copa Libertadores 2025 tras el 1-0 sufrido en la ida frente a Racing. La misión es tan compleja como cargada de historia: salir airoso de un terreno en el que no gana desde hace más de una década y ante un rival que atraviesa un gran momento.
Las estadísticas marcan un panorama sombrío. De las siete veces que el Fortín arrancó una llave de Libertadores perdiendo, en seis fue eliminado. El último recuerdo doloroso se dio en semifinales de 2022, cuando Flamengo lo goleó en Liniers y volvió a imponerse en Brasil. Antes, Peñarol en 2011, Chivas en 2010 o Boca en 2007 habían repetido la condena.
En la ida de los octavos frente a Boca en la Bombonera, el arquero Gastón Sessa vio la roja a los pocos minutos tras una violenta patada en la cara a Rodrigo Palacio cuando el delantero fue a disputar una pelota. El Fortín terminó cayendo 3-0 y, aunque en la vuelta se impuso 3-1 en Liniers, la serie ya había quedado sentenciada
La única excepción que alimenta la ilusión se remonta a 1994, en el camino rumbo a la consagración. En semifinales, el equipo de Carlos Bianchi cayó 2-1 en Colombia frente a Junior de Barranquilla, pero devolvió gentilezas en Liniers y luego se impuso en una dramática tanda de penales que quedó en la memoria con la figura de José Luis Chilavert. Aquella vez, el Fortín construyó una gesta que lo llevó a alzar la Libertadores más gloriosa de su historia.
Sin embargo, la tarea no se reduce al recuerdo épico. Vélez carga además con una racha adversa en el propio Cilindro, donde no gana desde 2013, con Mauro Zárate como protagonista de la última alegría. Desde entonces, acumuló seis derrotas consecutivas en Avellaneda. Romper esa marca sería el primer paso para soñar con la clasificación a semifinales.
La cita, entonces, es con la historia y con la mística copera que siempre rodeó a la camiseta velezana. El desafío es claro: desafiar las estadísticas, plantarse en un escenario hostil y buscar esa épica que lo devuelva al lugar grande que supo ocupar en el continente.