CRISIS POLÍTICA
Guerra de los Fernández: de lo determinante a lo vinculante
El primero que se fue, el secretario de comunicación, Biondi. Habló de pacificar. Inminente anuncio del nuevo Gabinete.En medio de la fiebre de la crisis en la Rosada, Olivos y el Senado, mientras el presidente Alberto Fernández negocia la composición del nuevo gabinete, como si fuera un primer ministro europeo integrando nuevo gobierno, se dio la primera señal de resignación, del lado del propio comandante en jefe de las fuerzas armadas y jefe político supremo de la Nación: renunció, con cartita indeclinable, el secretario de comunicación de la Presidencia, Juan Pablo Biondi.
"Motiva esta decisión la crisis desatada en las últimas horas y espero que mi alejamiento del cargo contribuya a pacificar, en parte, estos momentos difíciles que nos toca vivir", expresó el ahora ex funcionario. El uso del verbo “pacificar” da una medida de la interpretación que se hace desde dentro del gobierno: hay una guerra, hay que pararla.
Biondi no era importante, ni lo será cualquiera otro/a que ocupe ese puesto. La importancia del cargo está dada por el nivel de confianza con el primer mandatario. Es un cargo que se explica en función de la confianza, y por eso es revelador que sea el primero que se va, como también que la vicepresidenta, Cristina Fernández, le haya dedicado un párrafo completo de su incendiaria carta pública, la que terminó de desencadenar la crisis y rompió la catatonia gubernamental, incitando a volver al movimiento y producir algún hecho político para el “relanzamiento” del gobierno.
Según se ha hecho trascender, al momento de escribir esta nota, es decir, las 19,20 del viernes 17 de septiembre, la nueva composición del Gabinete será anunciada en las próximas horas. Es inminente. Será un Gabinete parecido al Gabinete que implosionó con la crisis, pues se concretará a partir de una negociación fundamental entre el Presidente y la Vicepresidente, no directa, sino a través de representantes. Alberto Fernández, el hombre que “es el jefe supremo de la Nación, jefe del gobierno y responsable político de la administración general del país”, según establece la Constitución, padece de debilidad política congénita, y no puede elegir por sí mismo el equipo de trabajo que necesita para ejercer su cargo.
Hay que considerar que han pasado ya cinco días de parálisis gubernamental desde la derrota electoral del oficialismo en las PASO. Las elecciones primarias fueron, como anticipáramos en anteriores notas, determinantes. Lo que le siguió, estos días de guerra interna, derrame de culpas y obscenidad mediática, será, posiblemente, vinculante con las elecciones del 14 de noviembre. Esa ocasión difícilmente será grata para el oficialismo.