La corporación de la miseria extorsiona a todos

Dos días de corte de rutas principales, las de acceso, entre otras, a la ciudad más importante de la Patagonia, que es Neuquén, parece demasiado en cualquier contexto. Sin embargo, se admite, se tolera. Pese a la indignación ciudadana de miles que se ven perjudicados directamente. Hay dos razones para la tolerancia: la primera, es la capacidad de administrar la paz que tenemos internalizada a fuerza de sufrimiento todos los argentinos. La segunda, no es tan legítima, y tiene que ver con la mala praxis de la política.

El gobierno neuquino tenía previsto abrir una negociación concreta este miércoles. Pero hay muchas dudas con los piqueteros más duros, que son los que responden al Polo Obrero. Este sector de la izquierda política, representado en la política legislativa neuquina a través de referentes como César Parra y Patricia Jure, ha diseñado una política de choque, dura, que aplica desde el conflicto de Salud, con los "elefantes" autoconvocados, que encuentra campo fértil en el gremio docente por el lado opositor; y que ha crecido en las denominadas "organizaciones sociales" y su práctica de mediar, con los planes que da el Estado, con los beneficiarios de esos planes.

El sistema es parte de una "corporación de la miseria". Son sindicatos de hecho, organizados para meter mano en la torta de los subsidios estatales. Es una práctica casi mafiosa: prometen contener la eventual violencia que surgiría de la pobreza extrema, a cambio de participar con un diezmo de la distribución del dinero. El Estado no valida esta práctica, pero la acepta, tolera y negocia, muchas veces, con esa mafia. Cada tanto, se establece una virtual paritaria. Los "voceros" de la miseria salen a decir que no alcanza. Y aplican la violencia que ellos mismos prometieron contener. 

Tal es lo que está ocurriendo ahora en las rutas neuquinas.

El contexto explica todo: casi 50 por ciento de pobreza multidimensional en Argentina. Siete de cada 10 ciudadanos menores de 18 años por debajo de la línea de esa pobreza. Desgranamiento escolar y ausencia de contención por la pandemia y la cuarentena. Elecciones que pueden definir para un lado o para el otro de "la grieta", y, con ello, consecuencias buenas o malas para la mafia piquetera.

Mientras tanto, el desatino perjudica a las mayorías. Porque no es cierto que estos piqueteros representen a esa mayoría hoy empobrecida. Apenas si se representan a sí mismos, al sindicato de la miseria, a la mafia extorsionadora que crece en expectativas cada que se avizora una urna en el horizonte.