POLÍTICA

MPN: fortalezas y debilidades de la oposición interna

Los pro y los contra de Guillermo Pereyra y de Rolando Figueroa, rumbo al calendario electoral.
sábado, 19 de febrero de 2022 · 23:05

El MPN aceleró los tiempos, saltó el prólogo y puso proa hacia los comicios de este año, en que votará cargos partidarios y también electivos de cara a 2023. La línea Azul organiza su primer acto abierto (será en Villa El Chocón) y muestra las cartas: Mariano Gaido ya dijo que apunta a repetir en la Intendencia y Marcos Koopmann asoma como el candidato a gobernador.

¿Y la oposición interna? También se mueve, como todos, con sus fortalezas y debilidades. El ex secretario general y conductor histórico del gremio Petrolero, Guillermo Pereyra, busca posicionarse y toda vez que tiene la chance de mostrar los dientes, simplemente lo hace. De hecho, lo hizo ahora cuando cruzó al concejal Claudio Domínguez, luego de que este expusiera sus intenciones de contribuir a la candidatura presidencial de Horacio Rodríguez Larreta. Hubo una áspera devolución de Domínguez; y el ex gobernador Jorge Sapag, principal estratega azul, salió a aclarar que esa línea “no tiene voceros”. 

Entre sus fortalezas, Pereyra contabiliza la capacidad económica del sector que lo tiene como referente; también una logística que le permite marcar presencia donde mande la ocasión; y una estructura territorial que naturalmente tiene su mayor  expresión en las zonas de producción petrolera y que se diluye a medida que se aleja de Vaca Muerta.

Ha demostrado caudal de votos propios (en realidad petroleros), astucia para robustecerlos con otros que no lo son, y afinidad con las dirigencias de otros gremios. Se reivindica como peronista, pero Domínguez acaba de reprocharle aquel llamado a votar por Macri.

En fin, cuenta con herramientas que ha ido sumando a lo largo de décadas, pero es precisamente el inexorable paso del tiempo lo que lo llevó a autoexcluirse de las candidaturas. Cuestión de edad. Palabras más, palabras menos, así lo ha dicho incluso en asambleas petroleras. Y aquí el gran problema: a la lista Azul y Blanca no se le conocen dirigentes, militantes o allegados con los niveles de conocimiento, imagen positiva y aceptación que necesita cualquier candidato. 

Más aún, el propio Pereyra es visto con cierto recelo -algunos más otros menos- tanto por su pragmatismo a la hora de armar o cambiar sociedades políticas, como por lo rústico de sus expresiones hacia propios y extraños. Puede pasar del elogio al agravio de una interna a la otra, también de un momento a otro, pero en definitiva no es más que una de las expresiones del estilo que lo puso donde está. 

Rolando Figueroa también tiene sus pro y sus contras. Hace rato que pasea su carisma por la provincia. Es más, prácticamente no hubo pausa entre la interna que lo convirtió en candidato a diputado nacional y este presente preelectoral. Acredita buenos niveles de conocimiento, de imagen y de aceptación popular; y desde que desembarcó en el Congreso de la Nación transita por una especie de primavera.

No obstante es materia pendiente el armado de una estructura territorial para la agenda electoral 2022 y ha quedado demostrado que puede perder caudal de un momento a otro. Le ocurrió cuando, tras disputarle a Omar Gutiérrez la candidatura a gobernador, amagó con ir por fuera de la boleta partidaria. El MPN se abroqueló detrás del gobernador y lo que siguió es historia conocida.
Recapacitó, se reencontró con su propia cintura política y a la vista está que se repuso. Pero toda campaña electoral necesita de un caudal de recursos económicos que en su caso pareceria también una situación no resuelta. Su equipo es leal y depende en gran medida de una estrategia que le permita sumar voluntades tanto puertas adentro como hacia afuera. 

Difícilmente Pereyra y Figueroa les destinen esfuerzos a las elecciones para la renovación de autoridades partidarias (Convención y Junta de Gobierno, hoy bajo conducción azul) ya que el peso de la estructura oficialista y la característica de la interna dificulta un triunfo por fuera del oficialismo. Paralelamente la interna partidaria es una oportunidad segura para el oficialismo Azul de posicionar su pre-candidato a gobernador y seguramente ni Pereyra ni Figueroa serían funcionales a esa estrategia. 

Lo que en todo caso está claro es que ambos trabajan en la carrera rumbo a 2023.

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