RÍO NEGRO

Weretilneck y Soria, un punto de unión y un enemigo común

Mientras la inflación avanza y los conflcitos sindicales vuelven a amenazar, en Río Negro la política mantiene ocupados a todos los dirigentes.
sábado, 13 de mayo de 2023 · 13:02

El tan ansiado día llegó y ambos mostraron coincidencias. La pela entre ellos surgió poco después del asesinato de Carlos Soria y que Cristina Fernández con Miguel Pichetto definan que el vice debería hacerse cargo de la gobernación. Todo sucedió en la intendencia de Roca, en una llamada teléfonica que tenía de un lado a la entonces presidenta, y en  el nuevo despacho de Martín Soria, heredado de su padre, estaba quien era presidente del bloque de senadores del kirchnerismo y hombre fuerte de esa línea política en Río Negro. Es más, los presentes ese mediodía en el primer piso del municipio que escucharon la charla, recuerdan que eran muy pocos los que sabían pronunciar bien el apellido del cipoleño. Los tiempos cambiaron y el mayor de los hijos del Gringo y el gobernador electo mantienen diferencias extremas, pero esta semana demostraron estar más cerca de lo que se imaginaban.

El relato anterior es del 1 de enero de 2012, hacía apenas 9 horas que Susana Freydoz había disparado el revólver Smith Wesson calibre 38, después de un estado de presión y ninguneo que fue imposible de soportar para su psiquis. El gobernador que terminó con la dinastía radical en Río Negro, estaba desnudo en su cama, con las piernas cruzadas y los brazos de igual manera detras de su cabeza. Además de causar la muerte de su esposo, Río Negro se quedaba sin gobernador y el sorismo se quedaba sin conducción, por lo que surgió con fuerza la figura del hijo mayor, a quien el propio Carlos lo había llevado de la mano primero a la Legislatura y luego a ser su sucesor en Roca. El cipoleño salió a poner la cara y aseguró de que el crimen era un "accidente doméstico".

Las diferencias entre Alberto Weretilneck y el hijo de Soria surgieron pronto. El cipoleño comenzó a tejer poder propio y como hizo hace un mes en la elección a gobernador, 11 años antes lo había hecho para poder afianzarse en un gobierno que sabía que no era propio. Buscó aliados en los radicales que se habían quedado sin poder hacía unos meses, favorecido por su amistad con el siempre presente Daniel Sartor y también convenció a peronistas que no se sentían cobijados en los siempre malos tratos de Martín Soria.

Las rupturas se fueron dando en todos los términos. Soria llegó a declarar que el gobierno provincial había mutado de "Azul Soria" (característico color que su padre le puso a todo lo que pudo en Roca) a un verde Vía Barilcohe (casualmente el mismo color que representa a Weretilneck y a la poderosa empresa de la familia Trappa que bancó en gran parte la campaña 2011 a cambio de jugosos negocios de traslado aereo, el cerro Catedral, el Plan Calor y varios más).

El mayor escándalo fue cuando salió a la luz que la empresa estatal Horizonte, por orden del propio Weretilneck, había pagado el seguro de vida de Carlos Soria, pese a no corresponder por tratarse de un hecho violento. Eran 1,2 millones de pesos en 2012. Todo quedó en la nada.

Pasaron muchos años y siempre se mostraron sus diferencias. Weretilneck fue muy crítico en sus redes cuando Alberto Fernández designó a Martín Soria como ministro de Justicia de la Nación. "Es violento, un improvisado, agresivo e incapaz”, dijo en cada medio nacional que lo llamó. 

El tiempo pasó y creció la alianza con el sector camporista de Martín Doñate y con los intendentes peronistas de Río Negro que no se sentían representados por los intereses de la familia Soria. Esto le permitió a Weretilneck sumar 11% de votos a los 31% de Juntos Somos Río Negro, y ser electo gobernador por tercera vez.

El cipoleño se mantiene alejado de la política pública rionegrina por sus diferencias irreconciliables con la actual mandataria Arabela Carreras. De todas maneras no pierde peso en cada una de sus intervenciones. Esta semana participó del encuentro de la Cámara de Comercio de Estados Unidos. Estuvieron gobernadores y dirigentes, y en representación de Río Negro lo hizo el gobernador que asumirá en diciembre y no la actual que ese día, casi milagrosamente, estaba en Viedma después de varias semanas en Bariloche.

Weretilneck participó del mismo encuentro en que también estuvieron los miembros de la Corte. Esa misma Corte a la que apuntó tras la suspensión de las elecciones en San Juan y Tucumán. El actual senador tiene memoria y está presente el fallo en su contra de 2019 que lo bajó de la elección y le permitió ser gobernadora a Carreras. Pero lo que más lo movilizó es la cercanía con el kirchnerismo, que mantiene una pelea particular con el que ellos denominan "Partido Judicial".

"Los dueños de la vida de los argentinos lo hicieron una vez más: en un nuevo fallo absolutamente político -como de costumbre- la Suprema Corte viola y atropella las autonomías provinciales, y suspende de la manera más arbitraria y autoritaria las elecciones en San Juan y Tucumán", publicó el cipoleño.

Coincidencia o interés, también se pronunció en el mismo sentido su enemigo Martín Soria: "La decisión de la CSJN de hoy no busca defender los “principios republicanos”, su objetivo es intervenir en el proceso electoral de las provincias en favor de sus jefes políticos y condicionar la elección nacional, a solo un mes del cierre de listas".

Anter las críticas por el cambio de su opinión sobre la Corte, Soria explicó las diferencias entre el fallo que lo dejó afuera a Weretilneck de la elección 2019 y la suspensión del comicio en San Juan y Tucumán. "La Constitución de Río Negro, en su art. 175 vetaba explícitamente que Weretilneck pueda presentarse nuevamente a elecciones. Mientras que en los casos de San Juan y Tucumán no existe dicha prohibición", y "En 2019, el fallo de la Corte no fue cautelar (preventivo) sino que fue una decisión sobre el fondo de la cuestión que puso un punto definitivo al tema, sin lugar a especulaciones políticas".

En la provincia la rosca política parece no acabarse. Carreras gobierna desde Bariloche y eventualmente pasa por alguna otra ciudad. Y cuando lo hace, como en Fernández Oro con el intendente Mariano Lavín, donde ratificó que será candidata a intendenta del distrito más poblado de Río Negro. Ya no lo manifestó en potencial, sino que lo aseguró y evitó profundizar sobre la interna de Juntos Somos Río Negro, la decisión de Weretilneck de bancar a otro candidato, o si lo hará por fuera de la fuerza que representa y es vicepresidenta.

La mandataria va por su objetivo y no parece importarle demasiado las falencias de su gestión, con una Maldita Policía que recibió un golpe fuerte con la culpabilidad de los instructores del COER en la muerte del oficial Gabriel Mandagaray, o las organizaciones de vecinos y comerciantes en Viedma, Regina y Roca para combatir contra la inseguridad, que su ministra Betiana Minor no puede resolver. La misma funcionaria a la que la fiscalía de Estado le paralizó la compra de 1.800 cámaras de monitoreo por 26 millones de dólares.

Y a esto se le suma el índice de inflación que puso en lucha nuevamente a los gremios provinciales, que piden la reapertura paritaria ante la pérdida de paridad entre los aumentos anunciados y los aumentos que dejó la estampida del dólar blue de abril. Precisamente la moneda verde también es una preocupación para las arcas rionegrinas que deben juntar más de 10 millones para pagar en septiembre los intereses del Plan Castello.

Mientras, la rosca no para de girar sin importar demasiado el enorme del hastío de la gente hacia la clase política.

 

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