POLÍTICA EN NEUQUÉN
Neuquén evalúa cómo desactivar una bomba
Día a día, se constata en el gobierno de Rolando Figueroa el Estado real: la magnitud del problema preocupa.Si se revisa la publicación de decretos desde el 10 de diciembre a la fecha en que se escribe esta editorial, se verá que la gran mayoría corresponde a designaciones, nombramientos, medidas que hacen a la nueva configuración del Estado con un nuevo gobierno. La realidad no pasa por allí, sino por una constatación rigurosa de dos grandes campos de atención: la situación objetiva -en lo social, mayormente- de la provincia; y el equivalente a esa situación dentro del Estado, observando la estructura y los procedimientos implementados por el gobierno anterior.
El gobierno de Rolando Figueroa, así, no ha superado todavía la etapa de evaluación. Los hechos políticos y las medidas que ya ha tomado, los tenía decididos antes de asumir. Se prepara ahora una segunda etapa en este verano inaugural e intenso. Una etapa que tendrá que ver con la confrontación directa de aspectos oscuros de la administración, que amenazan, de no ser corregidos rápidamente, cualquier futuro, cualquier plan, cualquier proyecto, por más positivo que sean estos. El gobierno, en concreto, se está preparando para desactivar una bomba, que está ya con la mecha corta, a punto de explotar.
Durante la semana que ha transcurrido, el equipo liderado por el ministro de Trabajo, Lucas Castelli, terminó la primera auditoria de planes sociales, en el distrito capitalino. De los 12.669 beneficiarios convocados, acudieron a la cita 7.366. Este primer dato concreto y objetivo, que indica una llamativa ausencia para un trámite crucial para cada familia que recibe un subsidio del Estado, no sorprendió del todo al gobierno, aunque sí contribuyó a fortalecer las alarmas ya instaladas acerca del cúmulo de irregularidades posibles vigentes en el sensible campo de la ayuda social.
La auditoría continuará, en otros distritos de la provincia, y, además, habrá otra oportunidad, antes de cerrar el padrón y dejarlo solo abierto para nuevos casos que se registren, para que quienes no acudieron, lo hagan. Castelli tiene, en su escritorio, muchas pruebas del manejo discrecional, a través de punteros, de un sistema que mostró un nivel alto de corrupción, que se investiga en la Justicia en la causa abierta por, precisamente, el manejo irregular de los planes sociales en las anteriores administraciones. Se supone, y así se lo ha dicho, que lo positivo del relevamiento es esta primera evidencia concreta de la situación objetiva. Los datos, se promete, serán dados a conocer públicamente cuando se termine el trabajo. Así, la ciudadanía neuquina tendría un pantallazo de una situación que involucra directamente el manejo de los dineros públicos en el sensible tema de ayudar a quienes más lo necesitan… no a quienes mejor se benefician de la oscuridad propicia a los laberintos burocráticos.
El siguiente paso, que se dará en los próximos días, será el de presentar en sociedad lo que se denomina como “sistema público de promoción del empleo neuquino”. El programa, también instrumentado desde el ministerio de Castelli, servirá, según el concepto del gobierno, para transformar planes en puestos de trabajo. El objetivo, que se alcanzará con distintas modalidades de inserción a partir de una red conectada desde el Estado con la actividad económica privada, es bajar el gasto público y romper, culturalmente, con una idiosincrasia muy perjudicial para la sociedad, lamentablemente instalada, que se regodea en la idea fantasiosa de que es posible vivir sin trabajar porque el Estado te lo permite.
Este tema forma parte de un sector de la bomba que se pretende desactivar. El otro gran sector, más difícil de corregir, tiene que ver con la proyección del gasto salarial del Estado. Allí está la masa más grande de la bomba, pues cualquier cálculo que se haga, proyectando recursos y gastos en el contexto inflacionario, conduce directamente al quebranto. En concreto, Neuquén, con el sistema de actualización salarial automática vigente, debería empezar a pagar salarios contrayendo más deuda, vía anticipos de regalías o cualquier otro mecanismo financiero que estuviera a mano. En ese escenario, la bomba explota, con consecuencias eventualmente terribles para todos.
¿Cómo desactivará Neuquén esa bomba? Se sabe que el gobernador Figueroa tiene la concepción de que no hay que ajustar el Estado, sino hacerlo más eficiente. Esto quiere decir, básicamente, acomodar la estructura y los servicios a lo que corresponde, eliminando todo lo que está de más. Hay una pila de cuestiones que están de más, y eso forma parte de la herencia recibida: estructuras políticas superpuestas en funciones iguales o parecidas, por ejemplo, que ya se están corriendo con el nuevo organigrama. Pero también se sabe que no alcanzará con la eficacia, pues la rigidez del formato de actualización salarial llevará al gasto por encima de los recursos.
En este contexto, parece inevitable que el diálogo con los gremios estatales irá por caminos de rispidez creciente. El sindicalismo estatal neuquino, liderado centralmente por Carlos Quintriqueo y Marcelo Guagliardo, no está dispuesto, al menos inicialmente, a resignar ningún aspecto de la actualización salarial automática por inflación. Como se comentó en editoriales anteriores, esa mesa de diálogo deberá tener motivaciones concretas para avanzar. De lo contrario, es posible que estalle, tempranamente, el primer conflicto de la nueva etapa política inaugurada en Neuquén el 10 de diciembre del año pasado.