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Domingo 12 de Octubre, Neuquén, Argentina
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El triunfo de Trump en Gaza y las batallas que vienen

El presidente de Estadps Unidos logró su mayor éxito diplomático con el acuerdo entre Israel y Hamas, mientras la guerra comercial con China amenaza con estallar y Venezuela vuelve al centro de la escena.

Domingo, 12 de octubre de 2025 a las 08:57
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Marco Rubio le avis a Trump que Israel y Hamas llegaron a un acuerdo
Los gazaties festejan el acuerdo
Se vuleve a tensar la relación entre Estados Unidos y China
El premio Nobel de la Paz para Corina Machado vuelve a poner a Venezuela en el centrio de la atención mundial
Expectativa en Israel por la liberación de los 48 secuestrados
Netanyahu logró reconfigurar Medio Oriente después del 7 de octubre

Donald Trump no obtuvo el premio Nobel de la paz, pero sin él sería imposible explicar el histórico y esperado acuerdo que Israel y Hamas firmaron para frenar la guerra en la Franja de Gaza. Su principal mérito en todo esto es no solo haber detectado el momento para impulsar su plan de 20 puntos sino generar las condiciones para que todos los actores internacionales confluyeran en una sola dirección: la de alcanzar un cese del fuego y avanzar en una normalización de la región luego de dos años de guerra.

Un plan con consenso y sin margen para díscolos

Bibi Netanyahu, el primer ministro de Israel, lo ayudó, probablemente sin quererlo, a generar esas condiciones. Su ataque a Catar del 9 de septiembre pasado fue quizás lo que aceleró todo. Catar se sintió vulnerable por primera vez: ni la presencia de la base militar estadounidense ni la alianza estrecha con Estados Unidos fueron un freno para Netanyahu. Además de querer eliminar a la cúpula de Hamas, Bibi mandó un mensaje que en el lenguaje de Medio Oriente parece que a veces da resultados: demostrar que esta vez Israel está dispuesta a todo para cumplir con sus objetivos. Aun más de lo que todos piensan. El ataque del 7 octubre de 2023 cambió todo.

El mensaje fue rápidamente interpretado en ese sentido por la cúpula catarí y el resto de los países árabes, sobre todo las monarquías petroleras que no quieren que guerras ajenas arruinen su estrategia de inserción internacional basada en los negocios, el lujo y la riqueza. Entendieron rápidamente que había llegado el momento de mandar un mensaje contundente a la Casa Blanca: si no se termina el conflicto en Gaza, se pone en peligro no solo el plan de normalización de Trump para la región sino también los acuerdos comerciales con las principales monarquías petroleras que Trump viene tejiendo desde su primer mandato y que profundizó cuando las visitó en lo que fue el primer viaje de su segundo gobierno.

A partir de ese hecho todo empezó a alinearse. Los países europeos que habían acaparado la asamblea general de la ONU instalando el tema del Estado palestino, no tuvieron margen. Había que acompañar a Trump, también porque lo necesitan cerca para frenar a Putin en Ucrania. Tampoco Bibi, quien, entre el pedido de Trump y la presión interna de los familiares de los rehenes, que viven un calvario desde hace dos años, y de una sociedad que mayoritariamente pide el fin de la guerra, se subió sin peros a la propuesta de Trump. Los rechazos de los sectores más extremos de su coalición pasaron a ser un problema menor.

Hamas, debilitado como nunca, se vio acorralado y dio una respuesta ambigua a la propuesta de Trump, que el presidente de Estados Unidos transformó, muy hábilmente, en un sí rotundo. De esa manera obligó al grupo terrorista a pagar más costos si no cumple con lo que tiene que hacer para que el acuerdo funcione. Catar y Turquía, sus dos principales sostenes, se muestran más cercanos a Trump que a ellos.

Llega la hora de la implementación

Todo está preparado para que la primera parte del plan se cumpla en las próximas horas: Israel ya retiró sus tropas hacia una línea acordada dentro de la Franja y ahora Hamas debe liberar a los 48 rehenes. Trump está llegando a la región para garantizar que esto no falle, porque es lo mínimo indispensable para pasar a lo que viene. Y de eso también ya se empezó a ocupar: por eso armará, durante su visita a Egipto, una cumbre de líderes mundiales.

Primero viajará a Israel, donde hablará en el parlamento, y de allí se trasladará a Egipto para reunirse con su presidente Abdel Fatah Al Sisi y participar en la ceremonia de firma junto con los demás garantes del acuerdo de paz de Gaza: Egipto, Catar y Turquía.  Luego liderará la cumbre que busca consolidar el apoyo que toda la comunidad internacional expresó en estos días y comprometer a todos en la segunda parte del plan, porque sabe que para gobernar Gaza después de la guerra, lograr que Hamas se desmilitarice y no tenga ningún rol en lo que viene, y garantizar la seguridad y gestionar la reconstrucción, necesitará de todos. Se espera que participen líderes o cancilleres de Alemania, Francia, Reino Unido, Italia, Catar, Emiratos Árabes Unidos, Jordania, Turquía, Arabia Saudita, Pakistán e Indonesia. Obviamente estará Trump, y quizás Bibi. China y Rusia apoyan pero miran desde lejos. Trump acelera y no quiere que nada arruine su principal éxito en política exterior desde que volvió a la Casa Blanca.

No todo es Medio Oriente

Si todo sale de acuerdo a lo que tiene pensado en su gira por Medio Oriente, Trump volverá a Washington y tendrá tiempo de ocuparse de otros asuntos internacionales que lo desvelan: por ejemplo, Venezuela. A pesar de que lo quería, el hecho de que el premio Nobel de la Paz haya sido para María Corina Machado, la principal líder opositora que sigue en Venezuela acosada por el régimen de Maduro, también le sirve. Se trata de un premio que llega en plena escalada militar entre Estados Unidos y Venezuela. El mensaje que revela es que a la comunidad internacional le preocupa la dictadura de Maduro y la considera insoportable. Con esto, Trump puede legitimar la decisión que tomó hace varias semanas, de movilizar tropas al Caribe para presionar al régimen. ¿Irá por más en este contexto en el que la dictadura de Maduro volvió a ser expuesta internacionalmente?

Y aunque parecía que la tensión con China, el conflicto central que explica el mundo de hoy, había entrado en una etapa de distensión, Trump reaccionó con un mensaje en redes sociales al anuncio de China de que controlará la exportación de una serie de minerales que Estados Unidos necesita desesperadamente para impulsar el auge de la IA y otros sectores clave, como la defensa. Trump amenazó con imponer aranceles del 100% a los productos chinos el próximo mes y calificó las restricciones previstas como "una medida bastante siniestra y hostil" que pretendía mantener al mundo "cautivo". También amenazó con suspender la reunión con el presidente Xi Jinping en dos semanas en Corea del Sur.

Habrá que ver si se trata de los tironeos habituales de dos negociadores implacables para intentar ganar terreno antes de cerrar un acuerdo, o de una ruptura que dañará la economía de Estados Unidos, que no parece tener en el corto plazo cómo reemplazar los minerales de tierras raras chinas. Pekín sabe también que podría tratarse de una victoria pírrica: lo que gane en esta batalla puede perderlo en otras que Trump podría estar dispuesto a jugar.

Trump, en el centro de la escena

Con el acuerdo en Gaza, Trump logró retomar de manera contundente algo que lo desvela: el centro de la escena internacional. El presidente estadounidense es, sin dudas, el gran protagonista de lo que pasa prácticamente en todo el mundo. Con éxitos y fracasos, Trump no claudica en su intención de imponer una agenda que le permita acaparar toda la atención. Además, está convencido de que hará a Estados Unidos grande otra vez

 

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