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Sábado 28 de Junio, Neuquén, Argentina
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Mucho más que una reforma procesal Civil, Comercial y de Familia

Es una oportunidad única en Neuquén para producir una reforma que vaya al fondo de la cuestión, para un servicio muy cuestionado.

Sabado, 28 de junio de 2025 a las 11:11

En lo cotidiano, nuestras preocupaciones principales son nuestra economía familiar, la salud, la seguridad, la educación. Cualquiera de nosotros desea y necesita poder vivir bien, con tranquilidad, en un marco de respeto de los derechos. Exigimos a los gobiernos que votamos que se dediquen y resuelvan para todos los problemas graves en economía, trabajo, seguridad, salud y educación. Cuando se convive con inestabilidad constante en todas estas necesidades primarias, todo está alterado.

Es difícil disfrutar el amor de familia, cuando no tenemos para comer todos los días, cuando hay inseguridad, cuando no hay acceso a la salud de calidad, cuando no hay posibilidades de educación continua que brinde un futuro distinto. Y todo empeora y se agrava cuando ante una vulneración de derechos los ciudadanos no tenemos servicio de justicia. Porque el Poder Judicial debería brindar un servicio, si, un servicio público, aunque a la mayoría de los integrantes del Poder Judicial no les guste ser vistos como funcionarios públicos.

El Poder Judicial, la “Justicia” para todos nosotros,  debería ser la herramienta a la que acudimos cuando sufrimos vulneración de derechos, cuando no nos reconocen lo que nos corresponde, cuando tenemos problemas que no podemos resolver entre nosotros.

Pero ¿Qué pasa cuando un juicio contra un padre por los alimentos para su hijo dura tres años o más?... ¿Qué pasa cuando un juicio para definir las visitas de padres con hijos dura años y nunca cesa la pelea entre padres? ¿Qué pasa cuando un cobro de una deuda dura años o no se recupera nunca el dinero?¿Qué pasa cuando alguien ocupa una propiedad que no le corresponde y la acción para recuperar esa propiedad dura tres, cuatro o más años? ¿Qué pasa cuando alguien tiene una urgencia y necesita plantear un amparo judicial que también termina durando años?¿Qué pasa cuando uno tuvo un accidente de cualquier tipo, en la vía pública, en un edificio, en el tránsito, y tiene que hacer un juicio que dura cuatro, cinco o más años, sin certeza alguna de poder cobrar lo que le corresponde?

Por la experiencia sabemos que lo que pasa es nada. Los que trabajan en el Poder Judicial siguen cobrando mensualmente sus importantes salarios, desde empleados hasta jueces, pasando por funcionarios. Los abogados siguen acumulando honorarios por el transcurso del tiempo que pase, porque al final van a cobrar en base a todos los intereses que se acumulen. Los únicos que perdemos somos las personas que tenemos los problemas, que los padecemos y los tenemos que arrastrar años y años, al final de los cuales raramente tenemos alguna reparación razonable, todo es tardío e insuficiente, cuando no nos sorprende por motivos que nunca entendemos, un rechazo de nuestro juicio sabiendo que teníamos razón.

Es que esto es lo que pasa y lo que vemos como sociedad: no entendemos el trámite judicial, no sabemos qué hacen los miles de integrantes del Poder Judicial para brindar servicio a la comunidad, no vemos qué hacen, no sentimos que haya controles, y pasan los años y años, sin que se tomen decisiones que pongan fin a los juicios. Y lo peor es que luego de años y años de trámites que no entendemos y que son retorcidos, las sentencias que dictan no las cumple nadie.

Trámite lento, sentencias incomprensibles, decisiones que no se cumplen. Después se preguntan desde el Poder Judicial porqué la gente no confía, tiene tan mala imagen y hay semejante descrédito generalizado. Es evidente que en 2025 (como viene de hace décadas) el servicio de justicia no funciona, no es respetado, nadie tiene buena expectativa de lo que vaya a resultar, y tampoco tiene confianza en la formación e independencia de la persona que tenga que resolver su planteo.

Hace unos meses estamos escuchando sobre una nueva etapa de “Reforma Procesal” en las materias Civil y Comercial, por un lado, y Familia por otro lado, Digo nueva etapa, porque que en el pasado reciente han existido otros intentos, que quedaron a medio camino. Algunos recuerdan una etapa en el fuero Civil y Comercial por los años 2014 y 2015, luego de la entrada en vigencia del código procesal penal vigente. Pero se frustró medio abruptamente cuando surgieron oposiciones ante la intención de traer a Neuquén un modelo que estaba armado para otra realidad, incluso para otro país, un código de Ecuador, o algo así. Más recientemente, durante la gestión de Omar Gutiérrez, entre 2022 y 2023, se contrató a expertos en las materias que iban a tratar por separado, Civil y Comercial, por una parte, y Familia por la otra. Ahora, a instancia exclusiva del Gobernador de la Provincia parece, se ha separado el trabajo en dos Subcomisiones, Civil y Comercial y Familia.

La Comisión Especial que está trabajando hoy está integrada por los 35 diputados, que podrán modificar el código procesal civil y comercial vigente. La ley que contiene ese código y es del año 1975… 50 años tiene el código vigente. Esto, es una oportunidad única, actual y necesaria. Pero es una oportunidad que tienen que afrontar con seriedad, por los problemas que hay, y por la evidencia que no ha sido posible en el pasado alinear lo que haya que alinear para que un proceso de reforma procesal sea prolijo, serio y tenga chance de llegar a algún resultado.

La gente está harta de no tener servicio de justicia de mínima calidad y en plazo moderado. Quienes tienen en sus manos la enorme responsabilidad institucional de participar de este proceso, ¿Tienen dimensión cabal de la relevancia de la oportunidad?... ¿Saben y asumen con seriedad que pueden tener en sus manos la posibilidad de diseñar, aprobar e implementar una nueva forma de ejercer el servicio de justicia en la provincia de Neuquén?¿Conocen las profundas críticas respecto a la forma de trabajo, a las personas, a la falta de compromiso, a lo cuestionable de la dedicación laboral semanal, las vacaciones anuales superiores a cualquier otro tipo de actividad, a los salarios notoriamente por sobre la media de cualquier otra actividad?

La modificación de la ley procesal no va a servir si se la mira aisladamente. Hay que cambiar conductas, hay que romper mitos, hay que sacar a las personas que hoy sostienen este sistema inútil del lugar de comodidad y confort que tienen. Si el sistema judicial está hoy como está, todos son responsables, los que al interior hacen como que trabajan, pero no se espantan cuando dictan una sentencia años después del hecho, y tardando ellos otros años desde que lo tienen para sentenciar. Pero también lo que desde el exterior del Poder Judicial, desde los otros poderes, no han generado las condiciones para la transformación total y desde los cimientos en el Poder Judicial.

No es solo una reforma procesal Civil, Comercial o de Familia. Debe ser una transformación desde el origen, desde la base. Es una oportunidad única, profunda, tal vez irreproducible en el tiempo. Tal vez sea momento de usar inteligente y sanamente la visión política compartida que se ve entre los Poderes Ejecutivo y Legislativo. Tal vez sea momento de mirar muy atentamente las formas de designación de jueces y funcionarios, y las formas de juzgar las inconductas de jueces y funcionarios.  Ahí también hay graves carencias y sospechas, muchos pensamos que están trabajando varios que no deben, por haber ingresado mal,  o por no haber sido expulsados como corresponde.

 Eso es la “corporación”, de la que tanto se habla y poco se hace. El actual intento de reforma procesal civil, comercial y familia, debe ser el disparador para asumir el desafío completo y profundo de transformar el Poder Judicial provincial, cambiar las formas de trabajo, cambiar los modos de organización, cambiar los perfiles de las personas que allí trabajan y no trabajan, cambiar el régimen de trabajo, beneficios y remuneraciones que son irritantes e injustificadas ante el pésimo servicio que brindan. Es momento de una transformación profunda que no se puede quedar, solamente, en una reforma procesal que actualice la forma de llevar adelante los trámites.

Ese es el desafío real para caminar hacia la construcción de un Poder Judicial que alguna vez brinde un servicio de calidad, en tiempo debido, por intermedio de personas capacitadas, honestas e independientes. 

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