El crecimiento de Neuquén, concentrado en buena medida en su capital, ya un polo urbano de referencia internacional, es una realidad indiscutible, y, al mismo tiempo, un desafío crucial y apremiante, pues lo que no se haga ahora, o simplemente se demore por razones diversas, puede provocar heridas sociales difíciles de curar, en un país que, de pronto y en medio de la coyuntura electoral, se ha sumergido nuevamente en las dudas.
El crecimiento no es distinto al que han experimentado otras regiones del planeta en algún momento: conjuga decisiones gubernamentales con argumentos económicos propios de la actividad privada, en un contexto de recursos fuertes, que, en el caso de Neuquén, hacen fundamentalmente a la producción de energía. Pero esto es Argentina, un país que cíclicamente cae en dudas tremendas; y este es el tema urgente y actual, pues el gobierno de los Milei (Javier y Karina) ha quedado desnudo ante un pueblo que mira con cierto escepticismo lo que hace cinco minutos aplaudía a ojos cerrados.
Es posible que la gran causa de la retornada gran duda nacional tenga que ver simplemente con las elecciones, la apuesta fuerte política que hizo un gobierno sin estructura política propia, la pasada de rosca de un apriete que se había vendido como imprescindible, necesario, e impostergable. Está, no obstante, ad referéndum de lo que suceda el 26 de octubre; pero, mientras tanto, ha bastado para alborotar los mercados, disparar el dólar, dinamitar la baja del riesgo país, y, en definitiva, esfumar una confianza que ahora se revela como prematura.
Neuquén, en este contexto, tiene su propia estrategia electoral, y ha reflotado aquella idea de ser una isla en medio del mar del desconcierto. La situación genera un gran desafío, pues la provincia empezó, lanzó, concretó y diseña para el futuro inmediato un plan de obras inédito, por intensidad y cantidad, en su historia. Todo, o la mayor parte, con fondos propios: a nivel provincial, tiene en marcha el pavimento de 600 kilómetros de rutas; obras de infraestructura diversas, planes sociales importantes, como las becas estudiantiles, e iniciativas determinantes para mejorar, por ejemplo, la salud pública. En la gran vidriera que es la ciudad capital, ha desarrollado ya 33 kilómetros de un paseo ribereño que hace solo unos años tenía solo cinco; ha pavimentado centenares de cuadras y creado avenidas y calles nuevas; ha generado a la velocidad de la luz barrios nuevos por el sistema de adjudicación de lotes dotados de la infraestructura básica. Es una realidad nacida de los datos. Y es esta realidad la que contrasta fuertemente con el actual escenario de incertidumbre, que de hecho le ha metido un freno, no se sabe si coyuntural y breve, a la economía del país.
Es posible que esta realidad, obligue a un plan estructural de reformas sociales en Neuquén, de adecuación y renovación de leyes y ordenanzas, por ejemplo. Porque, a simple vista, contrastan con la idea del crecimiento rápido que pueda conjugarse en simultáneo con el progreso real. Y hay ejemplos. La ciudad capital, evalúa ya, según confirmó el arquitecto Luis López de Murillas, un nuevo enfoque (desde las normas) para resolver los graves problemas de los peatones en este ámbito urbano: No hay una sola vereda que cumpla adecuadamente con la exigencia de accesibilidad y traslado para las personas que solo se tienen a sí mismos para ir de un lugar a otro. Es un problema que el crecimiento ha aumentado.
Otros problemas sociales más graves también afligen. Por ejemplo, la insólita rebelión contra las leyes nuevas de parte de jueces "garantistas" que se han colocado a sí mismos en fiscales de una ideología que no parece ser la de todos, sino la de algunos trasnochados de la nostalgia populista. Esto también se empezará a revisar, según reveló el diputado Marcelo Bermúdez, en la Legislatura, pues habrá que definir acciones que puedan asegurar que si las leyes cambian por decisión popular, sean respetadas por quienes precisamente están para hacerlas cumplir.
Así, el desafío para Neuquén es mayúsculo. El panorama podrá, posiblemente, aclararse a partir de lo que ocurra el 26 de octubre. Igual, habrá que tener claro que el crecimiento, cuando es tan veloz, obliga a no dormirse en los laureles.