Falta una semana para que Río Negro viva una elección municipal que, en los papeles, parece de bajo voltaje. Pero el 27 de abril, cuando nueve localidades rionegrinas renueven parte de sus concejos deliberantes, el gobernador Alberto Weretilneck pondrá sobre la mesa mucho más que bancas locales. Expondrá su liderazgo territorial, su estrategia de alternativa ante la grieta nacional y -en especial- su modelo de gobernabilidad con Calcatreu como bandera de riquezas y desarrollo de la Línea Sur..
Las urnas se abrirán en Pilcaniyeu, Sierra Colorada, Ñorquinco, Maquinchao, Darwin, General Enrique Godoy, Pomona, Coronel Belisle y, principalmente, en Ingeniero Jacobacci. Allí se juega la verdadera madre de todas las batallas. No solo porque es el municipio más grande de la Región Sur, sino porque está en disputa el control político del Concejo Deliberante que se convirtió en el principal obstáculo institucional para avanzar con el proyecto minero Calcatreu, considerado por el gobierno como una transformación estructural para la economía local.
La inversión que promete cambiar el perfil productivo de la zona -y la vida de cientos de familias- tiene nombre: Calcatreu. Un yacimiento de oro y plata que durante años estuvo dormido por el rechazo al cianuro a cielo abierto y el debate ambiental.
Hoy, con una inversión proyectada de más de 300 millones de dólares por parte de la canadiense Patagonia Gold, y el ingreso reciente del empresario Carlos Miguens -ex Cervecería Quilmes- con su firma Black Riber Mine Inc. Como socio con un aporte inicial de 40 millones, el proyecto está listo para despegar.
Se prometen 250 empleos directos y una cifra similar en forma indirecta. Además, la Provincia calcula que solo en impuestos y regalías podría recaudar un piso de 10 millones de dólares anuales.
Pero no todos celebran. El intendente José “Pepe” Mellado, alineado con Weretilneck, vio su gestión condicionada por un Concejo Deliberante controlado por la oposición, que no solo se opone al proyecto, sino que intentó bloquearlo mediante un plebiscito. La consulta fue impulsada luego de la audiencia pública obligatoria. Fue vetada por Mellado y reactivada por el Deliberante, presidido por el peronista Joel Córdoba. Finalmente, el Superior Tribunal de Justicia declaró nula la ordenanza por razones técnicas y de jurisdicción: el proyecto está fuera del ejido urbano de Jacobacci, y además no se alcanzó la mayoría especial que exige la Carta Orgánica para ese tipo de decisiones.
Weretilneck se metió de lleno en la campaña. Su fuerte es la presencia en todos los pueblos y esta vez no fue la excepción. Lo que está en juego lo justifica. En sus redes, primero adoptó un tono institucional: “Después de años de estancamiento, en Jacobacci se volvió a creer en lo posible”, escribió, apuntando contra el Concejo opositor y prometió “más obra pública, más oportunidades y más presencia del Estado”. Pero en Instagram fue más filoso: “En este año y medio de gestión de José Mellado se podrían haber hecho muchas cosas más, lamentablemente los palos en la rueda del Concejo Deliberante no nos permitieron”.
La campaña municipal es, en realidad, el prólogo de la pelea mayor: las legislativas de octubre. Allí Juntos Somos Río Negro pondrá en juego las dos bancas que hoy posee en el Congreso. Retener al menos una de ellas es clave, pero muy difícil. En tiempos de motosierra, cada voto en el Parlamento vale oro. Y Weretilneck lo sabe: con poder territorial y presencia legislativa, se negocia distinto con un Javier Milei que se niega al diálogo y a la negociación.
Esta elección es un test de vitalidad para el proyecto provincialista que proclama Weretilneck. Si el domingo 27 de abril las urnas le dan la razón, el gobernador llegará a octubre con aire en los pulmones que le permitan hacer campaña para conseguir alguna banca. Porque en la Argentina de hoy, tener votos en el Congreso no es solo representación: es supervivencia.