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Domingo 14 de Diciembre, Neuquén, Argentina
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El posible futuro de la construcción que diseña Figueroa

El principal hecho político en el cierre del año 2025 ha sido el de las condenas por la estafa con los planes sociales.

Domingo, 14 de diciembre de 2025 a las 09:56
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Las condenas aplicadas a los imputados por la estafa en los planes sociales, en Neuquén, se constituyen en el principal hecho político del fin de este año 2025, pues, aunque pueden interpretarse de muchas maneras y diversos enfoques, nadie podrá negar que incluyen un castigo institucional a una forma de hacer política, que protagonizó el MPN durante el período en que gobernó Omar Gutiérrez, y que delimitó la propia justicia al definir el objeto de la investigación.

Ese castigo traducido en condenas de prisión a ex funcionarios del Estado, implica asimismo el reconocimiento concreto de una corrupción en la administración pública, y no cierra ningún capítulo, sino que abre todo un horizonte de posibilidades para profundizar el saneamiento de eventuales prácticas, de las que no hay ninguna certeza de que hayan cambiado con el cambio de gobierno; pues, aunque Rolando Figueroa, el jefe del Ejecutivo, las ha condenado explícitamente, se sabe que, también, ha requerido profundizar la investigación, e, incluso, ha ordenado al Fiscal de Estado que apele las actuales condenas, sobre la base de que se entiende que hubo una asociación ilícita, y, por ende, correspondería esa figura con penas más severas.

No se sabe hasta dónde llegan las intenciones, y cuáles son los motivos estratégicos. Pero, es fácil suponer que el gobernador pretenda acentuar las diferencias con las mecánicas políticas instrumentadas por aquella Lista Azul que hegemonizó, durante un par de décadas, el comando del MPN y del gobierno neuquino; y que esto formaría parte de una construcción política que persigue el propósito de aprovechar lo ya construido, sin destruirlo, pero acomodándolo a un nuevo liderazgo.

Con este presunto objetivo en el corto y mediano plazo, se entiende que el impacto político de las condenas a esa manera de actuar, utilizando dinero del Estado (de los ciudadanos) para financiar en mayor o menor medida el poder de un partido, e, inevitablemente, el bienestar económico de quienes actuaban desde el poder, se constituye, al menos por ahora, en un punto de partida hacia una nueva construcción diferenciada, no solo desde las formas, sino desde el fondo, con una perspectiva ética distinta.

Claro que estas son solo suposiciones analíticas. No necesariamente ocurrirá, hay que esperar a ver cómo evoluciona el actual gobierno y, fundamentalmente, cómo evoluciona el Estado que habita temporariamente gracias al voto de los ciudadanos. El juicio por la estafa en los planes sociales fue el primer capítulo, en esta eventual saga de capítulos que deberían seguir, profundizando la depuración de un Estado contaminado por muchos años de prácticas corruptas, en el que llegó a entenderse como normal que el dinero público se utilizara para financiar al partido político, como si éste fuera un ministerio más del organigrama.

Es alentador, en este contexto, que el gobierno se haya concentrado en llevar adelante obras de infraestructura, para remediar el déficit que el propio Figueroa calculó en una suma millonaria en dólares. Cada tramo de ruta que se pavimenta es una señal a favor del buen uso del dinero público; cada escuela que se construye, lo mismo; cada vivienda que se levante también será señal positiva. Esto, se supone, es lo que el gobierno quiere enfatizar como señales de cambio; pues durante las dos décadas anteriores, la estrategia había sido evidenciar que Neuquén no tenía plata, y que Nación debería responsabilizarse de esa infraestructura.

Ahora, hay una tremenda coincidencia, que no es ideológica, sino de conveniencia de lo que cada uno necesita y practica: Figueroa necesita hacer muchas obras públicas, mientras que el gobierno de Javier Milei se concentra en sentar las bases de una transformación estructural de la economía afirmada en achicar al Estado. Así, el modelo neuquino tiene justificación en avanzar, porque no le molesta para nada al modelo libertario; mientras que, desde la perspectiva inversa, el modelo nacional no encontrará obstáculos en la pretendida construcción independiente neuquina, ya que, de última, la aspiración teórica es a que cada provincia se haga enteramente cargo de lo que hay que hacer, dejando a la Nación solamente el rol de ordenar el descalabro, controlar la inflación, ajustar el gasto y atraer inversiones favoreciendo la propagación de un capitalismo saludable.

Si el gobierno maneja mínimamente bien las cartas del mazo, el año 2026 puede ser la base de la consolidación de Neuquén como modelo de desarrollo provincial en Argentina. Esto serviría, obviamente, para posicionar nacionalmente a Figueroa, como cabeza de ese proceso. No se sabe cuáles son las aspiraciones a futuro del actual gobernador; sí se sabe que se ha definido como un hombre que está sentado, voluntariamente, a la mesa grande de la política argentina, y que ese lugar es lo que entiende como esencia de su camino en esta vida.

El año próximo será muy importante para ir definiendo, en lo concreto, la posible trazabilidad del proyecto político en construcción que es, por ahora, la Neuquinidad. Sin caer en la tentación de la ansiedad por predecir al modo de los profetas (abunda, en esta profesión, la costumbre de equivocarse), hay una realidad que es innegable: ya nadie hace política de distrito; todos, por el contrario, se mueven en la globalidad intensa de un mundo que ha cambiado, ya, para siempre.

 

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